La selección

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Narra Simphony

El tren había parado ya, y no me disponía a salir de éste, sin despedirme de nadie. Ya había aguantado su presencia y su interminable charla.

Fuí por el camino de los alumnos de primero, de todas formas, a mi me tenían que seleccionar para una casa. Aunque no era necesario, yo quedaría en Slytherin, todos en mi familia, excepto el traidor de mi tío segundo, Sirius Black.

En un parpadeo, ya estábamos todos en la habitación dónde la profesora McGonagall nos decía unas cosas a las que yo no prestaba atención. Todos esos niños parecían estar muy nerviosos, pero yo me mantenía con mi fingido aire de arrogancia y superioridad. Así era como tenía que ser yo, una digna pariente de 3 familias de Sangre Pura.

Me di cuenta vagamente de que caminaba, junto a los otros, hacia dónde McGonagall nos guiaba. Llegamos a un gran salón, con cuatro mesas, los profesores estaban sentados en una mesa al extremo del comedor. Presté atención vagamente a mi entorno, estaba perdida en mis pensamientos.

Sólo volví a la realidad cuando después de "LaZone, Amy" Siguió "Lestrange, Simphony".

Avancé con paso decidido. En el gran salón se hizo un silencio. Todos sabían que yo era la hija de una de las más fieles y temidas seguidoras de El Señor Tenebroso. No era tan famosa como Harry Potter, pero en general los hijos de los seguidores de Lord Voldemort que estaban en Azkaban eran bastante conocidos.

Noté la mirada de mi primo Draco. Me senté en el banco. Pensé que apenas el sombrero tocaría mi cabeza gritaría Slytherin, pero no fue así. De hecho, escuché una vocecita en mi cabeza decir:

  — Una elección algo difícil, sí, de hecho muy difícil... Tienes la inteligencia de un Ravenclaw, incluso más, tienes el orgullo de un Hufflepuff, pero no te visualizo en ninguna de las dos casas, no... tienes la ambición digna de un Slytherin, y crees que quieres estar ahí, pero ¿sabes? esa arrogancia en realidad sólo es Valentía disfrazada. Has sufrido muchas cosas y haz seguido adelante, eso es muy valiente, ¿sabes?... crees querer ser lo que tu familia quiere que seas, pero en tu corazón sabes que no es así, que quieres ser diferente, que quieres ser buena. Tal vez tu mente crea que lo apropiado es ser una Slytherin, pero a veces el corazón controla a la mente, y en tu caso debería ser así. Créeme, es mejor para ti estar en... ¡GRYFFINDOR! — Escuché como el sombrero gritaba lo último a todo el gran comedor, y mi corazón se contrajo. No era posible... ¿cómo podía ser cierto?... tenía que haber una equivocación. No podía ser Gryffindor. Mis tíos me iban a matar cuando se enteraran.

No controlaba mis piernas, parecía que ellas solas se dirigían a la mesa de Gryffindor. ¿Yo? ¿Una Lestrange? ¿En Gryffindor? Ahora no era mejor que Sirius Black. Mi corazón saltaba de alegría, pero no había que hacerle caso, hacerle caso al corazón sólo traía problemas y debilidad, mi mente decía que era una tragedia, que ahora era la vergüenza de mi familia.

Volví a la realidad cuando una voz me preguntó:

— No pareces muy contenta. Será que... — Otra voz habló.

— ¿No querías estar en Gryffindor? 

Yo miré, me hablaban los gemelos. Yo no les contesté. Ahora estaba en la misma casa que un montón de traidores de sangre y sangre sucia... es debería repugnarme, pero no, lo que en realidad me asustaba era la reacción de mi familia, la decepción.

— Soy una Lestrange — logré decir, a modo de respuesta. Por qué decía eso? Debía decir algo como "Por que el lugar de una sangre pura como yo es en Slytherin", pero no, sentía que no sería sincera al decirlo.

No comí, escuche atontadamente como el profesor Dumbledore decía algo sobre un torneo de los 3 magos, pero no me importaba. Seguí vagamente a los prefectos, pero mi mente estaba en otro lugar.

Al llegar a la habitación, me acosté en la cama, sin hablar con nadie ni bañarme. No me importaba conocer a mis compañeras de cuarto, sabía que si alguien me hablaba sería capaz de lanzarle un Crucio o un Avada Kedabra, o tal vez no... tal vez no era como mi madre, tal vez no tenía que serlo.

Yo aparté esos pensamientos. No. Cuando creciera, a pesar de ser de Gryffindor, me convertiría en una mortífaga igual de temida o más que mi madre. Ese era mi destino. Que me llamaran asesina, que me llamaran un monstruo. No podía hacer nada al respecto, y ese destino tenía que gustarme.

Tenía que gustarme.  Al ser la hija de Bellatrix Lestrange, debía ser así.

Tenía que gustarme.

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2016 ⏰

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La hija de Bellatrix Lestrange «Fred Weasley»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora