Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Mary se preparó para ir a lo de Maria, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa...
Pues eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla... infestada de chicas.
Los chicos se sentaron al mismo tiempo en el sillón.
- ¿Y que pasó con Maria? -me preguntó el rubio.
Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas.
-Es una loca -dije irritado.
-Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? -habló Fernando.
-Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar -agregó David.
-Ya dejen de hablar de ella -sentencié.
- ¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? -preguntó con burla Riccardy.
-No me busques... porque vas a encontrarme -le advertí.
-No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o si? -dijo David.
Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.
Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.
'Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!'
¡Condenada y mil veces condenada seas Maria!
Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. Maria no salía de mi cabeza, Maria me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez... sonó otra.
- ¿Hola? -escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio - ¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? - Preguntó elevando un poco más su voz - ¿Francisco? ¿Eres tú?
- ¿Quién es Francisco? -la pregunta salió impulsivamente de mí.
- ¿Iglesias? ¿Eres tú? -dijo con sorpresa.
-Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa -le dije.
- ¿Acaso no has visto que hora es? -preguntó nerviosa.
- ¿Quién diablos es Francisco? -dije elevando más mi voz.
Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído...
-Si te contesto, ¿me dejaras en paz? -dijo con voz calma.
-Contéstame de una vez -sentencié.
-Un viejo amigo...
- ¿Qué clase de amigo? -pregunté al instante.
- ¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! -me dijo.
- ¡Ahora tú vas a escucharme...! -escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
-LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO -le grité al teléfono como si de verdad ella iba a escucharme.
Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Fernando me amenazó con hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes. Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar David, se desvió del camino, diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. 'Hoy me animaré al fin'
Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la Universidad.
Alejandro, Fernando y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me importaba en lo más mínimo.
Mis amigos y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de Maria. Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Jael. Las tres reían divertidas. Mary fijó su mirada hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La mirada divertida de Maria, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.
-Buen día -saludó Mary alegre.
-Hola -dijo con tono bobo Fernando.
Mi prima rió divertida y negó con la cabeza.
-Buenos días -dijo por lo bajo Jael.
-Buen día Jael -le respondí.
-Hola Fernando Hola Alejandro, ¿Cómo están? -les preguntó Maria.
Fernando frunció el ceño y me miró a mí.
-Mmm, muy bien Maria¿Y tú? -le dijo Fernando.
-Hola Maria! Bien gracias! ¿Y tú? - contesto Alejandro extrañado.
-Mejor que nunca -aseguró.
- ¿Acaso has perdido la falta de modales? -le dije.
Ella bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.
-Chicas, creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde -dijo y volvió su vista a Fernando - ¿Dónde está David?
-No lo se, dijo que iba a hacer una cosa -contestó mi amigo.
Le iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo y era David. Se bajó rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos nosotros. Lo miramos extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.
Los verdes ojos de Jael se abrieron bien al verlo. Agitado el rubio se acercó hasta ella.
-Jael -dijo respirando trabajosamente -Se que piensas que soy un... idiota, y puede ser que tengas toda la razón del mundo. Pero... pero te juro que ya no me siento tan así. Siento que... que puedo cambiar cada vez que veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor persona, eso para ser un hombre de bien...
-Aaaaaw, ¿escuchas lo que le está diciendo? -preguntó enternecida Mary.
Volví mi vista hacia mi rubio amigo. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto completamente loco?
-Se que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada. Pero quiero demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? -le preguntó y le tendió el ramo de flores.
La pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores.
Yo creo que no podía creer todo lo que David le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le dijera algo.
-Vamos Jael, dile algo -le susurró Maria.
-Mmm, yo... -habló algo nerviosa -Yo... yo también creo que podrías cambiar.
David sonrió contento y se acercó a abrazarla. Mary nos hizo un gesto para que con mucha discreción comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las dos chicas comenzaron a saltar y a reír divertidas. Fernando, Ale y yo las miramos extrañados.
-Es un amor -dijo la morena.
- ¿Quién se hubiese imaginado que David diría unas cosas tan lindas? -preguntó Mary.
-Fue demasiado tierno...
- ¿Tú crees que Francisco hará lo mismo? -le dijo. Entonces me concentré en prestar más atención a lo que decían. Maria dirigió una leve mirada sobre mí.
-No lo se, solo me dijo que iba a llamarme. Aun estoy esperando que lo haga -le contestó.
Sentí un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien llamado Francisco. Un Movil comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. Maria lo sacó de su bolso y le mostró la pantalla a Mary.
- ¡Es él, es él! -dijo entusiasmada mi prima -¡Atiéndelo, atiéndelo!
- ¿Tú dices? -preguntó dudosa.
¡No lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.
- ¡Vamos tonta, contesta! -le exigió mi adorada y tierna prima.
-Hola Francisco -dijo cuando atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida -Claro que estaba esperando a que me llamaras...
Ambas comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Fernando se giró a verme.
-Creo amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la vida -me dijo apoyando una mano sobre mi hombro.
El viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una chica que estaba un año más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que suspender, una vez más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechazado? ¿Cuatro? ¿Cinco?
¡Diablos, jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!
Todo lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita sea la hora posé mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a conseguirlo. Primero soy yo, segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que no también.
El sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo de Yasmin. Que mejor momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso como ella seguramente debe pensar.
Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos. Lo miré bien. Aquel chico... se veía bastante rarito.
Vestía un pantalón color beige, una camisa blanca y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien peinado y juro que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse al igual que Maria.
- ¡No puedo creer que le hicieras eso al pobre de Ruben! -dijo entre risas y golpeando levemente el brazo de Maria.
- ¿Lo conoces? -me preguntó Yasmin acercándose.
- ¿Es Francisco? -le pregunté sin dejar de mirarlos.
-Aja, él es el famoso Francisco. Estudió con Maria fotografía, y desde entonces son muy buenos amigos. Como te habrás dado cuenta Francisco... es más una amiga que un amigo.
-Si, si -dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente - Me he dado cuenta, ¿Necesitas que empiece a hacer algo?
- ¿Puedes ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? -me preguntó.
-Claro que si jefa -dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.
¡Ja! No puedo creerlo, el famoso Francisco, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo previsto, era obvio, ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado...
Bueno tal vez un poco... pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me giré a ver. Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por lo bajo.
- ¿Así que ese es Francisco? -le pregunté. No me respondió - ¿Tu amiguito es gay?
- ¿Hablas de Francisco? -dijo sin mirarme.
- ¿Acaso hay otro? -dije apoyándome contra la mesa.
-No -dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío - ¿Cuál es el problema?
-Que tú intento de darme celos, no funcionó -le dije. Ella comenzó a reír. La miré divertido, nunca la había visto reír de esa forma.
- ¿Mi intento de darte celos? -dijo divertida - ¿De que hablas? Yo nunca quise darte celos.
- ¿A no? ¿Entonces porque no me dijiste desde un principio quien era? -pregunté.
-Yo te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además, ¿Qué te crees? ¿El ombligo del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Enrique.
¡Pero mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!
La miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.
-Pues, has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mí, se te ve feo -le dije.
Negó con la cabeza y suspiró.
-Eres intratable... ahora sal de mi camino que Francisco me está esperando para hacer unas fotos.
Quiso salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.
- ¿No me extrañas ni un poquito? -le pregunté.
Sus ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.
-No, para nada -contestó rápidamente - ¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón con lo del otro día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados estamos perfectamente bien... ¿no lo crees?
La miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me está pasando.
¿Qué diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga mía. Solo necesito eso para poder ser como antes.
-No, no estoy de acuerdo -le dije y salí de allí antes de hacer una locura..
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Tonight (I'm Fucking You)'
RomanceMis defectos según ella: -Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfomano -dijo todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido. Yo podré ser todo eso. Pero ella es todo eso y mu...