Capítulo 1.1: Railes
Abrí los ojos perezosamente y el escenario había cambiado de nuevo, lo cual me hizo suspirar aliviado. Había cambiado la camilla de aquel Hospital por un asiento del vagón de un tren, con mi cabeza recostada sobre la ventana, la cual estaba muy fría y húmeda a causa de la condensación del aire ante la diferencia de temperatura con el exterior. Me sentía bastante adormilado así que me estire un poco, bostecé y mire a mí alrededor.
El vagón en el que me encontraba, el cual hubiera estado completamente vacío de no ser por mi presencia, se parecía mucho a los de un viejo tren que solía pasar por mi ciudad tiempo atrás, al que llamaban el "Canfranero". Su aspecto, sin ser realmente antiguo, sí que lucía bastante desgastado: Los asientos estaban distribuidos en grupos de cuatro y, casi todos, lucían bastante descoloridos debido al paso del tiempo... Algunos incluso tenían su recubrimiento de tela parcialmente rasgado. Cada grupo contaba a su vez con una mesa central de madera, ninguna de las cuales se encontraba exenta de rayas, marcas o mensajes y dibujos garabateados en ella, algo que, a pesar de ser totalmente incívico, siempre me había gustado por el simple hecho de poder leer e imaginar qué clase de persona era la que había pasado antes que yo por aquel lugar. Seguramente luego dedicaría un tiempo a observar cada una, aprovechando que estaba solo.
Dos grandes ventanales se situaban a cada lado de aquel cubil rodante, mostrando un paisaje totalmente conquistado por una espesa neblina. Sinceramente no sabía en qué lugar del trayecto me encontraba ya que lo único que se alcanzaba a ver era un espeso bosque que cubría ambos lados de las vías del tren.
Las paredes y el suelo también tenían ese aspecto desgastado pero funcional, al fin y al cabo y, quieras que no, le daba un ligero toque de encanto a aquel vehículo.
Decidí levantarme e ir al baño. Todavía medio dormido me puse de pie y camine hacia la puerta de salida, que se abría de manera manual. A mano izquierda encontré el servicio, un cubículo de apenas un metro cuadrado con un agujero en el suelo, un lavabo y un espejo. Cerré el pestillo por dentro y me coloque frente a este último para observar mi rostro: Lo primero que pude observar fueron mis ojeras fruto de las noches en vela con las pesadillas que estaba teniendo últimamente; mis ojos marrones lucían cansados, y el acabar de despertarme no ayudaba mucho; mi pelo, rubio gracias a la tímida luz proveniente de la bombilla sobre el espejo, estaba ondulado y despeinado, lo cual no era ningún problema ya que lo cubría por aquel gorro negro que llevaba siempre conmigo.- ¿Pero cómo puedo ser tan guapo?- Comente en voz alta sonriéndole a mi reflejo medio en broma medio en serio, y active la manivela con el fin de que saliera el agua y lavarme la cara.
Aquella agua helada, casi tanto como la que podría haber encontrado en algún fiordo noruego, por decir algo, me ayudo a despertarme rápidamente.
Mis pesadillas no solían mentir así que iba a hacer una pequeña comprobación, si me encontraba en una de ellas ese era el momento en el que algo horrible aparecería en lugar de mi reflejo.
Cogí aire, suspiré y me dispuse a encontrarme con lo que fuera que estuviera esperándome el otro lado de aquel espejo...
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Una noche en Silent Hill #Wattys2016
FanfictionBookTrailer: https://www.youtube.com/watch?v=TmViZan4Q3Y Una noche, Sora despertó en un lugar desconocido en el cual reinaba la oscuridad y una espesa niebla no le permitia ver nada mas allá de aquel edificio abandonado en el que se encontraba aband...