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El cigarro entre sus dedos no era suficiente para distraerla de su situación. Los padres de Victoria no estaban realmente interesados en la vida de si hija adolescente, si ella se presentaba todos los días a la hora de la cena y no los molestaba hasta la próxima comida entonces ellos no intentarían hablar con ella ni ella con ellos. Victoria pensaba que su vida se hacía mas simple si eso seguía pasando pero sabía que Nina la miraba con esa estúpida y preocupada mirada que hacía cuando alguno de ellos dejaba notar los verdaderos problemas que estaban ocurriendo en casa. 

Para ser honestos, ninguno de ellos estaba tan jodido como Victoria. 

Nina tenía la mejor familia en la historia de las familias felices, sus padres estaban juntos y se amaban, sus hermanos eran las molestias comunes y hasta el maldito perro era perfecto. Ethan vivía con sus abuelos, sus padres lo habían abandonado hace unos años y nunca volvieron. Los padres de Luke estaban divorciados entonces se pasaba cada fin de semana con una mochila en su espalda. Peter era el suertudo, tenía la vida que los otros cuatro querían (menos el hermano mayor muerto). Sus padres eran completamente normales, sus hermanas pequeñas lo amaban hasta la muerte y la comunicación con su familia era tan fluida como el río cerca de la casa de Victoria.

-¿Victoria? ¿Estás escuchando?

La chica asintió- Mis notas están bien, perfectas.

Se paró de un salto, arrastrando la silla con ella y con tres largos pasos, ya estaba fuera de la cocina y caminando hacia la puerta principal. El clima no la estaba favoreciendo hoy, Victoria siempre usaba artículos de ropa que no eran necesariamente los mejores cuando se trataba del frío, pero ¿quien iba a detenerla?

Había caminado hacia la casa de Nina tantas veces, pero nunca había corrido. Era bastante tarde pero en los ojos de Victoria no había horario para llegar a la ventana del dormitorio de tu mejor amiga. No había nada útil alrededor de la ventana de Nina para escalar pero Victoria siempre había sido la mejor escalando. Pero ya hace unos años, habían dejado de contar las veces que se había caído del techo de Nina, nunca dejaba de ser divertido.

La ventana estaba abierta, como siempre. Victoria entró y se sentó en la cama, pateando sus zapatos hacia el otro lado de la habitación. La chica se acostó en un costado de la cama y miró al techo por unos minutos antes de que Nina abriera la puerta. 

-Hola, Vic- corrió la chica hacia ella y se dejo caer en el lado de la cama que estaba desocupada. No necesitaba preguntar, ya sabia lo que había pasado pata traer a su mejor amiga ahí-¿Quieres hablar sobre ello?

-No, quiero deshacerme de mi reflejo de arcada.

Las chicas se miraron antes de reír silenciosamente. Nina se acostó de lado y abrazó la cintura la Victoria, apoyando su cabeza en su pecho. Victoria se acomodó y se acerco hacia ella.

Victoria le debía a Nina su sanidad y Nina le debía a Victoria los pequeños momentos de locura que había traído a su vida.    

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