¿Amigos? No, Tu Me Gustas.

Capítulo 1.

Nueva Gales del Sur, Australia. Sidney.

Abril de 2003.

Me gustaba ir por la calle Glebe¹, y no porque fuera la calle de Camerón, si no por su toque estudiantil, se sentía un alma creativa al respirar su aire. Además, me gusta mucho la gastronomía y creo que uno de los mejores lugares para la comida étnica en Sidney era esta calle; no hay como una comida mexicana o italiana, pero en Australia, mientras te sientes mexicana o italiana valga la redundancia. Me gusta porque es un lugar que acoge por igual a excéntricos y aborígenes e integra a estudiantes con gente de todos los estratos económicos en un tejido multicultural. La banda costera de Glebe es un lugar ideal para pasear relajadamente por la bahía, y el mercado de los sábados resulta perfecto para buscar gangas.

Cruzo una vez más a la derecha y justo allí llego a mi destino, donde toco el timbre una sola vez oyendo como un peculiar sonido va desde mis oídos hasta mi cabeza, al instante me abre la puerta aquella mujer que me quiere tanto.

-Hola... cariño...- se nota preocupada, puedo ver como se tensó al verme.

-Hola Blythe, ¿está todo bien con Camerón?- pregunto, no me ha invitado a pasar y no puedo evitar mirar hacia dentro para ver que todo esté en orden.

-Ehm, si Lu, todo de maravilla- dice, sigue tensa, cierra un poco la puerta, me está ocultando algo- es sólo que no creo que sea buen momento para visitarlo, él... está...- puedo ver que miente, no sabe que decir- dormido, si, está durmiendo- trata de convencerse a sí misma.

-No es cierto, ¿qué pasa?- pongo todo mi peso en la pierna izquierda mientras mi bolsa guinda de la mano de ese mismo lado.

-De verdad cariño, ya sabes que está a punto de volver a clases y pues hizo sus deberes completos y se sintió algo cansado así que se fue a dormir-

-Está bien, igual creo que puedo pasar a charlar contigo, ¿no?- sé que miente y voy a descubrir el por qué.

Abro la puerta antes de que pueda decirme algo más y analizo todo a mi al rededor, todo está en orden... que extraño. Blythe cierra la puerta y se queda allí por unos segundos, luego me mira de pies a cabeza y sonríe forzosamente.

-Ven, vayamos a la cocina, ¿quieres algo de tomar?-

-Emm, si, un po...- me interrumpo al oír risas provenientes del piso de arriba, son femeninas-¿hay alguien más en casa?- 

Suelto mi bolsa en el mueble y miro Blythe, parece que ha visto un fantasma, está muy pálida. Ella no da para hablar, así que decido subir a ver que está pasando, en esa casa sólo viven dos personas y la mujer estaba abajo conmigo, algo está mal.

-Cariño no, de verdad que no es buena idea- dice al fin, va detrás de mi pero la ignoro.

Ya arriba vuelvo a oír las risas y provienen de la habitación de Camerón, la puerta está entreabierta así que la empujo un poco y me encuentro con una larga melena rubia sentada en la cama del anteriormente nombrado, y este está de la misma forma pero con uno de sus brazos por encima de los hombros de la chica que obviamente sé quien es.

Ninguno de los dos se ha percatado de mi presencia así que vuelvo a ajustar la puerta y miro a Blythe, su cara me pide disculpas hasta por los poros. Le tomo la mano y bajo las escaleras junto a ella tratando de hacer el menor ruido posible, ya abajo le suelto y tomo aire, necesito irme.

-No se pueden enterar que estuve aquí- digo al cabo de unos segundos- Por favor, que no lo sepan y él menos, y mucho menos lo que vi- continúo, ella asiente.

Asimilo un poco más la imagen me estará torturando por el resto del día y quizá por cuantos más, hasta que despierto de mi trance y tomo mi bolsa, Blythe me está viendo a los ojos y puedo ver como se siente de mal, le arropo con mi brazo libre para que no sienta cuanto me afectó, al soltarla trato de darle mi sonrisa más reconfortante y espero la respuesta para luego salir andando a paso apresurado, cierro la puerta despacio detrás de mi y vuelvo a tomar un suspiro suplicándole a mis pies que no me fallen y que empiecen a caminar de una vez por todas; cuando lo logro puedo sentir una punzada en mi corazón.