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Ashley esa mañana se despertó extraña.

Camino por la acera algo rápido, pues estaba por llegar tarde a su trabajo. Unas cuantas calles más y sus ojos miraron aquella escena.

Ahí estaba su amado novio , con esa linda sonrisa que solo le dedicaba a ella...o eso pensaba, ladeó la cabeza siguiendo la mirada del chico, dándose cuenta de la nueva compañía femenina que tendría ,Clarisse, su mejor amiga...se abalanzo sobre él, comenzando un beso tierno y lleno de lujuria a la vez.

Ashley apretó los puños y las piernas le temblaron, vaya...al parecer su amiga, era la amante de su novio.

Salió corriendo, necesitaba pensar y analizar.

Ahora entendía todas las veces en las que él se ponía nervioso de la llegada de Clarisse a su departamento, notaba sus erecciones, juraba que eran provocadas por ella misma pero siempre fue por su mejor amiga, quiso morirse en el instante.

Al llegar a su departamento, se tiro a la cama a llorar, tanto era el dolor que sentía que se dedicó por más de dos horas a derramar lágrimas, dejándola agotada y haciéndola dormir.

Una hora después, lucho por abrir sus ojos realmente hinchados y miro el techo, mientras trataba de recordar su sueño.

¿Venderle el alma al diablo? No ésta mal, pero era imposible.

El diablo no existe, le parecía estúpida la gente que había dicho verlo o incluso que le han vendido su alma a ese tipo de tés roja y de cola larga con puntas al final.

Su primo le había ido con el cuento de que cuando muriera se iría con el diablo, ya que le vendió su alma y por eso ahora era multimillonario,vivía en Paris, Francia, con su esposa y casa soñada.

A lo cual, Ashley solo se burló y le ofreció algún psicólogo.

Se burló de nuevo de aquel sueño tan fantasioso y se acomodó entre las sábanas.

Sus ánimos y cabeza estaban tan pesados que volvió a dormir, esta vez sin tener algún sueño.

A la mañana siguiente, su estómago la despertó con unos cuantos gruñidos de hambre.

Se vistió luego de bañarse y reviso su alacena.

Tan sola como ella.

Se dispuso a salir al súper a pie.

Cuando logro entrar al establecimiento, miro por última vez detrás, se sentía observada...alguien la había estado siguiendo todo el camino.

Su mirada no encontró a ningún sospecho que estuviera detrás de ella y suspiro aliviada.

"solo es sugestión Ashley"

Tomó un carro para llevar los productos y se puso a mirar tranquilamente, sábado temprano, ¿quién se apura?

Luego de poner un par de cosas en el carro y volver a sentirse mirada, necesitaba salir de ese lugar caluroso y con malas vibras, pues a partir de unos minutos de súper ,había comenzado a sentirse incomoda.

Pasos y roces de ropa, estaban tras de ella. Miraba una y otra vez detrás de ella solo para confirmar que no había nadie más.

"Ashley relájate, estas sola"

Se auto tranquilizo con la pacifica música del supermercado y escucho con atención, suspiro y medio sonrió, pero al instante eso cambio.

La música comenzó a distorsionarse, colocándose en un ritmo bastante lento y escalofriante.

-Lamentamos las molestias, tuvimos una pequeña interferencia, siga pasando lindo día- la voz del operador, resonó por la tienda.

Ashley se sintió inquieta, le faltaba poco por salir del lugar, sólo un pasillo y estaban las cajas para pagar los productos.

Miro atrás nuevamente al sentirse fuertemente perseguida, esta vez sus instintos y reflejos no fallaban, esa temperatura alta se situó en su espalda, era imposible tanto calor en el pasillo de los helados y hielos.

Se armó de valor y lentamente se giró hacia atrás.

Abrió sus ojos de golpe y se alejó rápidamente de esa mirada perturbadora , haciéndola golpearse con el carrito.

-Buuh- se burló un poco por su reacción y sonrió.

-¿Disculpa?, ¿te conozco?- respiro algo intranquila al darse cuenta del chico que la había estado siguiendo.

-¿Cómo te ha ido? ¿Te hace falta algo más?- señalo su carrito y se acercó a este, tomando uno de los productos y lo miro.

-Uhm, ya lo tengo todo- lo miro atentamente, recorriendo con la mirada todo de él.

Era el chico más apuesto que había visto en su vida.

Ashley se apartó un mechón de pelo que caía por su rostro y se dio cuenta de que el anillo que le había regalado su ex no estaba, frunció el ceño, pues no recordaba habérselo quitado.

-No te preocupes, ya no lo necesitabas Ashley- medio sonrió y abrió la botella de cerveza que tomó del carrito.

La chica abrió los ojos de impresión.

¿Cómo es que sabía su nombre?

-¿Co-como... sabes mi nombre?- estaba nerviosa, le sudaban las manos y sonrió para calmarse.

-¿No me eh presentado?-dijo el chico con sorpresa alejándose y dejando la botella de nuevo, se acercó a ella un poco para seguramente tomar la mano de la chica –Que grosería de mi parte, un gusto querida Ashley Kelvin, soy el diablo-

Broken*

El Diablo es malo,pero no feo (EDITANDO) 《Malik》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora