One-Shot: No puedo Salvarte - (ErenxLevi)

"2: Sin esperanza".

Me quedé con él hasta que se despertara en la mañana. Yo no dormí, no podía. Me quedé despierto pensando en ese extraño "don". Es una estupidez y una maldición también. Un niño como él no debería cargar con tal responsabilidad.

Recordé el día anterior y el dolor en la pierna de Eren. Sabía que él no me diría nada así que no veía nada malo en investigar por cuenta propia, aunque termine con una orden de alejamiento.

Me acerqué lentamente a él gateando por el piso y me aseguré de que estuviera dormido, apenas levanté la sábana de su piel una mano aplastó la mía, aferrándose y lastimándome.

- Levi, vete.- dijo Eren sin mirarme.

- Eren...- susurré.

- Vete.- sus ojos se cristalizaron.

Él me soltó y me levanté. No puedo dejarlo enfrentarse a esto solo. ¿Cómo puedo dejarlo enfrentarse a esto solo? Atravesé el balcón y me metí en mi habitación.

~(._.~)

Una semana después me encontré a mí mismo espiando una conversación que no me incumbía, o tal vez sí, considerando que era mi prima con la que estaban hablando en la planta de abajo. Me escabullí hasta el cuarto de Eren en cuanto escuché el auto detenerse frente a su puerta.

- Lamentamos importunarlos en tan mal momento pero la situación lo amerita.- dijo el padre de Eren, Grisha.

- Espero que así sea.- dijo el padre de Mikasa.

- Es Eren.- dijo la madre del moreno, Carla.

- Tiene "la cura" en él.- dijo Grisha.

Hubo un silencio en donde la tensión podía cortarse. Sabía que este "don" era algo grave.

- ¿Qué dice Eren sobre esto?- pregunta la madre de Mikasa.

- Él está de acuerdo.- afirma Grisha.

- Mi hija está a mitad de terminar sus estudios y viajar para dedicarse a lo que ama. No quiero arruinarle su futuro con esto.- dijo el padre de Mikasa.

- Si hubiera otra forma para evitarlo la escogería, sin dudar. Pero me temo que no la hay.- un sollozo se escucha silencioso. La madre de Mikasa está llorando.

- Tiene que haber otra forma...- susurra el padre de Mikasa.

- Sólo tiene 18 años.- suplica su madre.

- Es necesario.- dice Grisha.

- No, no lo es.- dice el padre de Mikasa en un tono desesperado.

- Lo haré.- interrumpe Mikasa. Hay otro silencio en el que intuyo están mirando a la asiática.- Puedo hacerlo.

(~._.)~

Pasó una semana hasta que tuve la respuesta perfecta para la pregunta que seguramente me haría Eren. Me escabullí en su habitación el fin de semana, últimamente sus padres salían mucho. Aunque me dediqué a seguirlos, ellos no hablaban sobre nada.

Escuché la voz de Eren en el pasillo, parecía estar hablando con alguien. Bueno, sea quien sea tendrá que enfrentarme también. Entonces la puerta se abre y entra Mikasa, seguida de Eren.

- Levi.- susurra mi prima.

- ¿Que está pasando, Eren?- pregunté paralizado. Mikasa y Eren solos en un cuarto. Dos adolescentes hormonados. Zorra.

- Levi, puedo explicártelo.- dice Eren. Mal inicio, Eren.

- No tienes nada que explicar, Eren. Lo escuché todo.

- Lo escuchaste todo...- susurra.- Oh, bien, eso está bien. Entonces lo entiendes, ¿no?

- ¿Entender qué, Eren?- retrocedí unos pasos.- ¿Vas a tirarte a mi prima para mantener tu legado con el estúpido gen raro Jeaguer?, ¿eso quieres que entienda?

- No... No, Levi. Lo entiendes mal. Es al revés. Queremos deshacerlo.- dijo el moreno.- Es una hipótesis de mi padre: el gen Ackerman es fuerte y puede desarrollarse sin problemas.

- Eso es...- muy en el fondo, sabía que tenía razón. Grisha era uno de los mejores científicos. El hombre había estado investigando a mi familia. Gracias a eso conocí a Eren.- Tengo que irme.

Me escabullí por la ventana y salí por la puerta de mi casa. Enojado, más que nada, por cómo fueron las cosas... por no haber sido yo en vez de ella.

~(._.)~

- Lamento darle las malas noticias, señor Ackerman... su hija tiene cáncer.

No recordaba haber visto nunca a los abuelos de Eren o alguna otra familia aparte de sus padres. Yo tenía razón: ese maldito "don" era peligroso, sumada a la generosidad e ingenuidad del pobre Eren bien podía ser su propia tumba.

Justo hoy me llegó la noticia.

Oh, Grisha, ¿por qué tuviste un hijo tan impulsivo?