Trato Justo

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Todo sobre la clínica la ponía nauseabunda. Cada día en su vida estaba planeado, cada movimiento estaba medido por los altos mandos, expedido y ejecutado como una pieza más del gran sistema. Necesitaba un descanso, solo un par de horas fuera del sistema. O tal vez solo necesitaba el sistema fuera de su mente por unas horas. Bebiendo. quizás coqueteando con algún extraño. Se imaginó a si misma tan perdida con ese alto extraño que la sorprendió por detrás. Susurrándole al oído, pidiendo ir a un lugar más privado para terminar su noche. Solo una aventura de una noche, un calor en su cama para variar.
Y se preparó con sus mejores armas.
Su belleza era innegable, grandes ojos castaños, largas pestañas, una clara tez (pálida por la falta de sol), carnosos labios; maquillaje sencillo pero sensual. Piernas largas, cintura pequeña y atributos perfectos. Vestida como la zorra más elegante de la ciudad. Completamente lejana e inalcanzable.
A lo lejos, divisó un atractivo hombre en la barra, quizás un par de años mayor que ella, cabello corto con un estilo casi militar. Elegante traje a su medida, ligeramente atlético y una cara cuadrada. Objetivo fijado.
Al avanzar va decidida a coquetear, reír de sus chistes estúpidos como máximo por 20 minutos y estarán en el hotel más cercano. Dos horas más tarde y estará rumbo a su casa con una bolsa de la tienda de convivencia de la esquina y un paquete de cigarrillos a medias.
Todo su plan desapareció cuando el hechicero más imbécil del mundo se atravesó en su camino con la sonrisa más estúpida que jamás le haya visto.
- Shoooko aquí estás, te busqué por toda la clínica.
- Satoru, hoy es mi único día libre ¿que mierda haces aquí? - Susurró para evitar alejar a su presa.
- Vamos bae necesito un favor especial.
- ¿Que clase de favor?
- Uno que te compensaré muy bien
- La última vez que dijiste eso me mandaste un udon estúpidamente caro y un vino horrendo. ¿Acaso no me conoces para nada?
- Come on babe está vez te prometo una gran recompensa. - Levantó las cejas sugestivamente apuntando a sus pantalones.
- Idiota. ¿Que es lo que quieres?
- Necesito que revises un cuerpo
- Claro, mañana por la mañana. Ahora, largo.
- Lo necesito ahora.
- No me ha llegado ninguna información ni hoja de procesamiento. ¿Que mierda hiciste?
- No fue nada mío, lo encontré y me parece que sé de quién es la energía maldita. - Una mirada por encima de sus lentes y la doctora supo de quién estaban charlando.
- Eso te va a costar mucho más.
- Please, se buena chica y ven conmigo.
- Eres un fastidio. Mira, por la mañana después de algunas formas que debo llenar, lo examinaré.
- Está justo ahora en el maletero. Vamos, si te llevo ahora llegarás a tiempo para la hora de los borrachos desesperados.
- Eres increíble.

- Lo sé

El problema de Satoru no era tan sencillo como él lo planteó, si esto fue hecho por una maldición, tiene una ligera sospecha de que tipo de técnica maldita pudo haber sido. Una momia instantánea no fue fácil de diseccionar. Toda esa carne seca revolvió su estómago y todos los cortes y heridas se tatuaron en su mente con un extraño mapa, quizás un patrón.
A Gojo le iba aún mejor, tenía un par de maldiciones fuera de la morgue que atender y tenía esa sonrisa exaltada cuando regresó. Quizás era todo el conjunto de alcohol, asco y su sequía sexual pero, juraría que sintió la mirada azul clavada en su cuerpo mientras ella terminaba de cerrar y limpiar. La bata cubría escasos centímetros más que el vestido, iba descalza y su pelo era un moño mal hecho.
- Eres un idiota, por eso querías que yo lo hiciera. Esas marcas son claramente de él.
- Te lo dije al inicio de la noche, esas maldiciones fueron enviadas para aniquilar los residuos de la momia.
- No dijiste que en verdad era él, nos vamos ya.
- ¿Tenemos causa y hora?.
- En el expediente, ahora sácame de aquí.
Sin más palabras le aventó el delgado sobre a la cara.
- ¡Oye! no hay nada por lo que debas ser tan grosera.
Ya estaba exhausta así que decidió no contestar más.

Miró al reloj; 2:36 a.m. Está jodida, nada respetable queda en el bar, los hombres medianamente atractivos están ahogados en alcohol o durmiendo en la barra. Bebe un par de tragos para olvidar lo que acaba de ver. Espera el rastro de algún ser humano que pueda darle un polvo decente.

Trato Justo (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora