Recuerdo que ayer me sentía la persona más feliz de la tierra, de la galaxia, de todo lo creado por Dios. ¿Fue ayer o lo sentí hace muchos años? Me parecía que la hierba nunca había tenido tanto aroma, que el firmamento nunca había estado tan alto. Ahora, todo se derrumbaba sobre mi cabeza, quisiera fundirme en la atmósfera y dejar de vivir. ¡Oh! ¿Por qué no me evaporo? ¿Cómo podré mirar frente a frente a Sharon, a Debbie y a los demás chicos y chicas? ¿Cómo? A estas horas la noticia debe de haberse extendido por toda la escuela. Estoy segura. Ayer compré este diario porque creí tener, por fin, algo digno de contarse, grande y maravilloso, tan íntimo que no podría compartirlo con ninguna persona, sólo conmigo. Y ahora, como todo lo demás en mi existencia, resulta que no es absolutamente nada.
Ayer, cuando Roger me pidió que saliéramos juntos, pensé que me iba a morir de felicidad. Y así fue. Ahora el mundo es frío, gris e insensible. No sé cómo me hizo esto precisamente a mí, que lo he amado desde que tengo uso de razón, que esperé toda mi vida a que se dignara a mirarme.
Mi madre anda refunfuñando para que limpie mi cuarto. ¿Cómo puede regañarme así, ordenarme que arregle la habitación cuando me siento morir? ¿No podré estar nunca a solas con mi alma?
Diario: tendrás que esperar hasta mañana, si no me echarán otra vez el rollo sobre mi actitud, mi falta me madurez, y etcétera. ¡Hasta luego!
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Pregúntale a Alicia
Teen FictionUn testimonio sobre el mundo de las drogas entre los adolescentes. Para quienes leen este libro resultan perturbadoras la facilidad con la que se puedr entrar en él y la soledad en que se encuentra aquel joven que, en su desesperada búsqueda de acep...