En alguna parte desconocida de la Antigua Runaterra vivía un hombre, nadie sabía la identidad ni las verdaderas intenciones de éste hombre, pero no era alguien muy insignificante. Su piel era alba, de cabello tan oscuro como el cielo de una noche eterna y unos ojos de un color azul intenso y realmente brillante.
Éste no tenía un lugar de residencia fijo, solo se sabía que este hombre misterioso vagaba por toda Runaterra, principalmente en las oscuras calles de Noxus. Éste hombre era alguien totalmente solitario, y aunque parecía no importarle demasiado, su soledad en realidad era algo que lo atormentaría por toda la eternidad.
Seguramente te preguntarás ¿a qué se debe su soledad? la verdad es que este hombre no era un simple humano común, no era un héroe ni un villano. Él preferiría dirigirse hacia el como "destino". Como se ha dicho, el marcaba el destino de todo ser viviente; y allí la principal razón por la cuál todos lo evitaban, cosa que en verdad lo atormentaba cada segundo de su existencia.
Cualquier persona le gustaría saber que decía su destino, cuál sería su futuro. Pero el de piel alba no lo mostraba de una buena manera que digamos. La muerte es una de las principales pesadillas de todos, lo peor es que ningún mortal puede escapar de ella. El pelinegro estaba encargado marcar el destino (que se refería al fin de la vida) de todo ser mortal.
Aunque a este hombre no le agradaban las criaturas inmortales que le daban la espalda a la muerte, irónicamente él era inmortal y ni la más grave herida acabaría con su vida.
No siempre encontrarse con un ser vivo significaba que su hora había llegado, sólo él sabía cuándo una buena vida llegaba a su final; sin embargo, era tan grande la ignorancia de la gente en comprender esto que de cualquier manera evitaban cruzar miradas si hacían un encuentro. Lo cierto, es que él no hacía nada para que todos comprendieran, solo acababa con ellos o les dejaba con algo de tiempo.
Para él la muerte era el destino de toda persona en el mundo; y debido a la forma de mostrar su futuro ninguna persona se acercaba a él, llevando a la soledad cargando por la espalda.
—Haz estado mucho tiempo viviendo entre la soledad...-. Se decía a si mismo.—¿No has intentado hacer nada para hablar con alguien y acabar con ésta?
—Sabes perfectamente como son todos, ignorantes e idiotas. De todas formas da igual, no puedo hacer nada... ahora solo debo pagar con mi condena—. Se contestó. Aunque para el punto de vista de otra persona lo vería como un maniático que solo hablaba solo, el hombre sentía como si estuviera formado de dos espíritus en un solo cuerpo.
Sin embargo, eran muy diferentes: una parte de él era serena y poética, como un elegante cordero; pero su contra parte era todo lo contrario, violento y hambriento, como un fiero lobo. El llamaba a estas dos partes "dos espíritus diferentes", nosotros podríamos llamarlo "doble personalidad".
El hombre caminaba por los bosques nevados de Freljord, su misión era dar el aviso de muerte a un viejo y débil caballero que se había perdido en las afueras de la tierra congelada del norte de Runaterra.
El anciano estaba cubierto de nieve y casi arrastrándose por el suelo, tenía leves heridas de batalla por distintas partes de su cuerpo. Había dejado un gran sendero carmesí, haciendo esfuerzos de llegar a su hogar, pero el mismo sabía que su fin había llegado.
Cuando el viejo escudero notó que el piel alba estaba frente a él, lo reconoció de inmediato. La poca sangre que le quedaba se heló al reconocer su destino; como siempre fue un señor paciente y sereno, aceptó su destino sin tener nada más que decir. Y así fue como el pelinegro recogió otra vida que tuvo su final.
Pero algo captó su atención; se agachó para contemplar el cadáver de lo que antes había sido un fiel y auténtico caballero. Un ligero brillo proveniente de su espalda había llamado la atención y notó que tenía una arma blanca enterrada en éste. Sacó el arma con cuidado, ya que no quería abrir más la profunda herida que adornaba su cuerpo sin vida: era un alfanje algo oxidado. Observó lentamente el alfanje: cada punta con filo, cada mancha de oxido, cada gota de sangre que escurría por ella...
Una idea pasó por la cabeza del "destino", aunque dudaba sobre ella. Dejó el alfanje a un lado y cubrió la herida del cadáver con un viejo trapo algo mugriento. Regresó a lo más oscuro de los bosques de Noxus, donde nadie pudiera ver su próximo acto.
—¿Estás seguro que quieres hacer esto? Sabes que no dará resultado...—. Se dijo a si mismo mientras sostenía el palo ennegrecido y podrido de madera.
—Vale la pena intentarlo ¿no crees...? es algo positivo de los mortales...
ESTÁS LEYENDO
Ellos Vienen |Historia de Kindred|
Fanfiction-Unos nos llaman "extraños", otros "asesinos"... -¿Y en realidad que somos, corderita? -Nosotros... somos el destino. ----- Historia corta sobre los Kindred. Kindred (c) Riot Games