Capítulo 1

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Despierto y bajo de mi litera, recorro con la mirada el almacén donde dormimos mi familia y yo. Mamá duerme en el auto sin batería entre sabanas rotas y deshilachadas, mi hermano y yo dormimos en una litera de hamaca hecha con unos harapos que robamos, los demás chicos duermen en donde les da la regalada gana.

Camino descalza hasta donde están mis botas de cuero y me las pongo. Me levanto del suelo en cuanto termino de amarrarme los cabetes y voy hasta donde John se quedó dormido.

-Hey- lo llamo -Johnny

El hace una mueca y me aparta con una mano.

-¿Qué quieres Bea?- me pregunta con la voz apagada.

-Mamá está dormida- digo.

-¿Y eso que?- pregunta.

-¿Me acompañas?

-¿A donde?- pregunta adormilado. -Son las cuatro de la mañana.

-A desayunar- digo con tono juguetón.

El abre los ojos de par en par y sonríe.


En la ciudad todos duermen en este momento, solo unas cuantas almas son las que están despiertas a esta hora. Por lo cual es la hora perfecta para cualquier plan nuestro. Hace frío,  y mucho, todos deben en este momento estar pensando en encender fuego y en el castillo... Já, en ese lugar deben estar chupándose los dedos, saboreando los distintos manjares que tienen siempre a su disposición. 

Me dan asco los de la familia real, siempre tan pulcros con sus trajes y vestidos, delicados y brillantes, rodeados de joyas y lujos mientras su pueblo se retuerce en el fango por una simple moneda para alimentar a sus hijos. Por suerte yo jamás pasé hambre, mi padre siempre se encargo de que hubiera comido lo suficiente para mi sano desarrollo y mi madre siempre se ha encargado de mi educación y ámbito en el oficio de la familia. Crecí rodeada de violencia y agresión, me eduqué en medio de secuestros y robos, me mantenía en forma con las fugas y escapes cuando todo salía mal. Mi familia es la más buscada, le pusieron precio a nuestra cabeza y en menos de dos años logré crear una reputación que me convierte en la segunda mujer más peligrosa, por abajo de mi madre, la cual está muy orgullosa de mi puesto.

Entramos a una tienda, forzando el cerrojo con una daga que John tenía en el bolsillo. El revisa refrigeradores y almacenes mientras yo vigilo la puerta con el arma en alto, una revolver que le pertenecía a mi padre y quiso antes de su muerte que su primogénita portara.

-¿Cómo va todo allá?- le pregunto a John en un susurro.

-Perfecto- dice riendo -Al parecer olvidaron encender la alarma antes de salir.

-Hablando de la tienda- digo en cuanto vislumbro una silueta acercarse a la tienda -¿A que hora abre esta pocilga?

-No sé- dice -Como a las ocho ¿Por?

-Alguien viene- digo manteniendo el arma en alto.

-Tu decide preciosa ¿Huimos?- pregunta avanzando hacia mi con el saco lleno de sustento.

-Solo hay que asustarlos un poco- digo sonriendo y el me devuelve la sonrisa.

-Adelante princesa- dice haciendo una reverencia.

-No me llames así- ordeno y el asiente. Espero a que el hombre ponga la mano en el candado para que se de cuenta de que está abierto. En cuanto lo hace entra con miedo a la tienda, nos ve y yo disparo a su lado, este hombre pega un brinco y grita de sorpresa y miedo combinados. -¡Corre!

Entonces nos echamos a correr, pasando al lado del inocente hombre, burlándonos de su poca atención, la huida es un éxito.

Llegamos al almacén y veo a mi hermanito, a mi madre y a mis demás amigos, esperando afuera de este recargados en los botes de basura.

-¿Qué trajeron?- pregunta Demian, mi hermanito, en cuanto nos ve.

-Desayuno- digo y todos se acercan a nosotros, riendo y empujándose.

Mi madre revisa la bolsa y se lleva una manzana a la boca.

-Queridos, este parece ser un día prometedor- dice y todos aúllan y ríen. 

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora