Confesiones

Lluvia de culpa

He perdido. No tengo nada más que sudor y lágrimas en la cara, por querer evitar algo que yo causé. Recorrí bastante sobre la pesada lluvia para poder encontrarme con su cadáver. Había perdido todo signo de vida, no se movía, estaba tirada en el pavimento con una palidez que deprime. Desde el momento en que me di cuenta de la equivocación fatal que había cometido, supe que la había perdido. Y ahí estaba, de rodillas, sosteniendo su fría y mojada mano que alguna vez me agarró, con ese sentimiento de querer tenerla frente a mi, viéndome con aquella sonrisa inolvidable. Pero sabía que eso era imposible. No eran más que fantasías sin sentido alguno. Quería verla una vez más, pero sabía que era muy tarde para pedirlo. Y lo peor es que la tenía en mis brazos por mi estupidez. Sabía que era un tonto y un infantil que comete errores, pero jamás creí que el más insignificante haría que perdiera a la persona que más quería. Ella y yo hemos sufrido y superado muchos desafíos. Pero ahora tengo que vivir con uno mas en lo que me queda de vida, y es el que posiblemente sea el único que no logré: el de vivir sin ella