L o u d e r

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Piensen, escuchen, vean.

¿Cuántas veces lo escucharon en un disco?

¿Cuántas veces lo oyeron en vivo?

¿Cuántas veces vieron unos brazos más largos que todos los demás?

Recuerden.

Ya lo ven ¿no es así?

Pues ese grito, ese grito me pertenece, soy la dueña de esa voz.
Nadie que diga lo contrario no está en lo correcto.
Mi voz es la más potente, nadie la iguala.

Y se podría decir que "The 1975", " Arctic Monkeys ", " Blink-182", "Green day", " Nirvana", "Iron maden" y todos los conciertos que fui a ver. Todas esas bandas me conocen, oyeron mi voz, vieron mis brazos.
Ellos me conocen, ¿suena loco? Quizá lo es. Quizá lo estoy.

Soy el grito que opaca al resto.
Soy los brazos que hunden a los otros.
Soy el fan más grande, de algo que no me gusta.
Soy mejor que tú.
Soy mejor que él.
Soy mejor ustedes.
Soy mejor que todos.

Más fuerte.
Más mío.
Más egocentrismo.

Yo soy el grito en el vacío, esos ruidos que escuchas por la noche, esté a kilómetros de distancia, los escuchas.

Yo soy más ruidosa que el mar, esas olas que los surfers toman como trofeo, puedo superarlas en volumen.

Envidienme simples mortales sin aparentes cualidades, yo soy superior a la especie humana.

Mi voz es melodiosa y feroz al mismo tiempo, un rugido al compás de un do menor.

No hay muchos como yo, soy la voz alta.
La palabra "voz" se creó a partir de mi nombre, honrándome a mí. Soy mejor que lo que cualquiera podría ser.

Todos oyeron mi voz alguna vez, esos susurros que te hacían pensar que te habías vuelto loco, las cosas que se movían solas que creaban sectas religiosas sobre fantasmas y estupideces, con un simple suspiro podía cambiar una vida. Siempre fui yo.
Ahora lo sabes, no puedo dejarte vivir.
Yo que tú miro tras de mí. Puedes tener una pared de concreto, estar acostado, puedes estar donde quieras, pero estaré ahí, siempre, tras de ti, siendo la voz más fuerte, seré la vlz que esté en tus sueños, te perseguiré hasta enloquecerte, oye, amigo, yo que tú, si fuera tú, subiría la música de mi estéreo, sólo te doy una advertencia muy simple, es más, solamente usa el sentido común, si puedo oírme sobre mil voces, ¿Que tan fuerte pensarás que puedo llegar a oírme sobre una.
Oh, lo olvidaste, estoy tras de ti. Que no salga de tu mente, eso me da el poder de entrar.

¿No has visto esos destellos de luz o puntos negros que pasan rápidamente y cuando vuelves a mirar ya no están?
Cuídate de ellos, así te estudio y encuentro todas esas debilidades que tratas de ocultar.
Quizá las ocultes de todo el mundo, pero no podrás nunca jamás ocultarlas de mí, nada puede ocultarse de mí, nada ni nadie.

La pobre niña no dejaba de decir incoherencias, su madre la miraba preocupada.
En un rincón del cuarto de hospital, en posición fetal, con bolsas notables debajo de los ojos, muy pálida y balanceándose de adelante hacia atrás. Se mecía de una manera perturbadora. ¿Qué sucedía en esa cabeza?
La madre no podía evitar pensar que esto era su culpa; toda la corta vida de esa niña de tan sólo catorce años la había pasado siendo criticada por su fuerte nivel de voz.
"Deja de gritar" solía decirle a su hija la madre.
"¿Es necesario gritar?" gritaban sus familiares.
Siempre había sido oprimida, quizá toda esa ira, esa opresión, había explotado en algo horrible.
Ella no lo hacía a propósito, su tono de voz era más fuerte que el normal.
Ella no tenía la culpa, la pobre niña sufría maltrato psicológico, o por lo menos así lo sentía.
Pero su madre estaba preocupada, si que le importaba la única hija que tenía.

Soy lo único importante en este mundo inútil, debería matarlos a todos.
Y empezaré por ti, ya sabes demasiado.
No estoy enferma, no loca, yo sé lo que digo, estoy detrás de ti.
No, no te gires, no me encontrarás, y si lo haces... Pues bueno, averígualo por ti mismo.
Lo disfrutaré de una u otra manera.
Me acercaré a tu oído, como ahora, y abriré la boca, dejando salir el fuerte grito que ensordecerá tu alma, pedirás a gritos que te mate de una vez, pero sólo seguiré gritando.
Siempre más fuerte de lo que tú puedas hacer, gritando fuertemente.

¿Cuantos asesinos has visto que griten mientras hacen su trabajo?
Pues eso es porque torturan con cuchillos.
Yo no los necesito, mi única arma es mi voz, mi cuchillo más afilado, y para mala suerte de todos, esto no es la sirenita, así que nadie puede arrebatarme mi arma.

El doctor entró en la habitación con varios papeles en la mano.

A la madre se le aguaron los ojos terminando en llanto;

La hija tenía esquizofrenia.

Aún así... Ella está detrás de ti.

THE END

LouderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora