Iba a ser un día como cualquier otro para el informante Orihara Izaya o al menos eso creía, sólo iba a causar el caos un poco más y se divertiría mucho con ello, iba a mantenerse lejos de todo aquello que le relacionara con gente llamativa, a excepción de Shizuo, porque el ex camarero era su adicción, realmente no iba a pasar el día sin molestarlo, ese ya no era sólo un viejo habito, sino que ya era tan normal como respirar, Shizuo era su juguete favorito y siempre lo sería, aunque a su vez quicierá romperlo.
El hombre de ojos carmesí estaba un poco perezoso ese día, apenas serían las 5:00am, aún no quería levantarse, pero sintió algo extraño, gracias a su sueño tan ligero por todos estos años de trabajar en el bajo mundo, logró despertarse de inmediato.
Todo estaba completamente oscuro, y no se podía ver nada, pero se sentía la presencia de alguien más allí, se percato del peso sobre su cama y pudo oír la respiración cerca suyo, en ese momento lo supo... había más de una persona en su cuarto, trato de moverse lento y saco su navaja de debajo de su almohada.
¿Por qué tanto suspenso?, quienes fueran que estuvieran allí ya habían tenido suficiente tiempo para matarlo, era completamente maquiavélico esperar tanto para ello, aunque claro que él no iba a bajar la guardia ni un momento.
Lentamente pasaron las horas, Izaya estaba completamente alerta, pero algo lo sorprendió, uno de los pesos lo abrazo, aquel cuerpo obviamente era femenino pues tenia pechos relativamente grandes. Paso poco tiempo para que el otro peso lo abrazara también... en ese momento ya podía sospechar quienes estaban en su habitación, esa suavidad y calidez le eran extremadamente familiares, comenzaron a pesarle los parpados, pero inmediatamente entro en razón y salto de su cama para encender la luz.
Para su desgracia eran justo quienes pensò, yacían en su cama sus hermanas menores...
Izaya indignado: -¿Qué hacen aquí?
Kururi: -Teníamos un poco de miedo solas en nuestro departamento, venimos a dormir con tigo Iza nii, lastima que tu cama sea tan pequeña, no nos gusta y tendrás que cambiarla.
Izaya: -¿Cómo demonios entraron?
kururi: -Namie san nos dio la llave.
Izaya estaba harto, las sacó con una patada de su habitación por ir a invadirlo, simplemente cerrò con seguro la puerta y se acostó a dormir, Kururi chilló unas palabras, ella rompió la puerta en un acto imprudente y con euforia logró meter la mano atreves del hueco, después quitó los seguros, continuo regañando a su hermano mayor y este simplemente optó por ignorarlas y tratar de dormir sólo un poco más.
Más tarde cuando el azabache despertó, se sintió tremendamente incomodo y se sonrojo, sus hermanas y sus pechos estaban demasiado cerca de él, quiso apartarlas de si, sin embargo ambas lo sujetaban fuerte.
Mairu: -Buenos días Izaya nii- pronuncio ella para después besarlo en la boca
Kururi: -ven acá Izaya nii, no puedo permitir que tengas un beso de Mairu- dijo antes de besarlo también
En cuanto el informante pudo salir de aquella situación ignoro a sus hermanas y se fue por un café a la cocina, durante el trayecto él se encontró con Namie, quería reprocharle muchas cosas a su secretaria, pero prefería ir por su amarga bebida, haría cualquier cosa para estar lejos de lo que consideraba eran unas molestias.
No tardo mucho en salir de su departamento aquel informante, sus hermanas lo habían molestado esa mañana y ahora Ikebokuro pagaría las consecuencias.
Antes de ir a molestar a Shizuo, decidió irse al cine y ver alguna buena película, también decidió que quería ir al teatro, después a una feria a subirse a la montaña rusa, pasaría por un karaoke, más tarde iría al Sushi Ruso y por último terminaría yendo hacia su peor enemigo... su día sería divertido y no tendría complicaciones con ello, después de todo a él le gustaba hacer algunas cosas para variar de vez en cuando, claro que interrumpiría todo sin ningún problema si Shiki le contactaba.
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En la guerra, como en el amor
Fanfic¿Què efectos tienen las gemelas sobre su hermano?