Capítulo 1: Tres meses

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Tomás

Tomás estaba tirado en la cama, tratando de dormirse, aunque eran las once de la mañana. No pudo pegar un ojo en toda la noche. En eso, el teléfono sonó. Él se levantó, a regañadientes, para ver quién le había mandado un mensaje. Era Luna.

Vení a la plaza en 5'. Urgente

—Qué raro... —pensó Tomás Urgente, ¿qué querrá?

Se vistió y agarró las llaves de su casa. Se dio cuenta de que su mamá le dejó una nota pegada en la heladera.

Tomi:

Me llamaron del trabajo, tuve que salir de la Capital. Vas a estar solo, hasta mañana a la mañana, ¿sí? Tenés milanesas para calentar en la heladera. Vuelvo a las 9 A.M.

¡Te quiero!

Mamá

Dejó la nota arriba de la mesa,bufando, y salió.

Caminó rápidamente las tres cuadras que separaban su casa de la placita. Cuando llegó, Tomás vio a Luna sentada en una hamaca, algo tristona. Se sentó en la hamaca contigua.

—Hola —dijo Tomás, mientras se sentaba en la hamaca contigua.

—¡Ah, hola! No te vi —dijo Luna, un poco sobresaltada. —Tengo que contarte algo.

—¿Qué pasa?

—Es un poco difícil para mí decirte esto... Pero bueno. —ella suspiró —Me voy a Inglaterra en tres meses.

—¡Qué buenas vacaciones vas a tener! Un poco atrasadas, porque en marzo empiezan las clases. Yo me voy a quedar acá, lamentablemente...

—¡No bobo! —agregó Luna entre risas. Después se puso seria otra vez. -Me voy a vivir a Londres— Luna no pudo seguir hablando y rompió en un fuerte llanto.

—¡¿Cómo?! ¡¿Escuché bien?!

—Sí, muy bien. No sé, apareció la prima de mi papá allá y quiere reencontrarse con ella. Nos vamos a quedar un año o más, si nos gusta el lugar. Pero ya siento que a mí no.

—No creo que podamos hacer nada. —dice Tomás.

—Ya sé. —Luna lo mira a Tomás a los ojos —Tengo miedo de no poder verte más. Vos sabés que sos mi único y mejor amigo.

Tomás abrazó a Luna. Las palabras "Único y mejor amigo" lo ponían nervioso. Para él, Luna no era solo su mejor amiga: era todo para él, y no podía perderla.

Ella no podía parar de llorar.

—¿Querés que te suba el ánimo? Podemos ir a mi casa, y comer milanesas recalentadas. Algo es algo.

Luna se rió. Tomás siempre le sacaba una sonrisa, incluso en las circunstancias más difíciles.

Tres mesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora