-¿Qué pasa? – Mi madre entró de golpe en la habitación. - ¿Qué te ha pasado? – Insistió. Se acercó a la ventana y abrió de un solo tirón las persianas de mi cuarto.
-Pero mamá… ¿Qué haces?... Todavía tengo sueño – refunfuñé mientras me tapaba con la sábana la cabeza.
- Sí hombre! Mira que precioso día hace. ¿No te apetece salir a dar una vuelta con tu amiga? Como se llamaba… - Ella seguía pensando. Su mirada se perdía en la lámpara del techo intentando recordar a mi amiga Alex.
- Es verdad, Alex! – dije indignada mientras me sentaba en la cama.
- ¿No quedaste con ella hoy? – Dijo.
-No… - Supuse.
- ¿No? – Volvió a preguntar - ¿Sabes qué día es hoy?... – Me miró de reojo. – Tienes la mente en otro sitio desde que él… Hoy te vienes conmigo a ver a tu padre, ¿sí? – Sonrió de oreja a oreja mientras me quitaba de un solo tirón la sábana de mis manos. Yo intenté no pensar mucho en lo que había dicho, ni siquiera a mi amiga…
- Mamá… - Dije con inseguridad.
-¿Sí?
- ¿Hoy es 14? – Pregunté con miedo.
- No, hoy es 29 de Junio, ¿te encuentras bien ____ (TN)? – Me puso su mano en mi frente mientras hacía esa pregunta estúpida.
- Claro que estoy bien! Hoy es 29! – Grité de felicidad.
Pasó casi un año de mi ruptura con esa persona, mi vida había cambiado, solo tuve un sueño insignificante y sin importancia. En ese momento me vino a la mente que Alex seguía siendo mi mejor amiga, y que ese sueño no se había hecho realidad.
-De verdad, hay días en los que no te entiendo _____- Y se fue de la habitación.
- Yo voy a salir un rato antes de ir a clase! – Grité desde la habitación.
- Hoy es sábado cariño! – Me gritó desde el pasillo.
- Jaja… Lo sabía! – Grité de emoción. – mentira… - Sonreí para mi mientras me vestía y miraba por la ventana.
Tenía razón mi madre, hoy era un día muy soleado, veía a la gente coger sus coches para ir al bosque o a pasar el fin de semana al río cerca de la ciudad. Y es que en Madrid, el problema es que no hay playa, y para ir a bañarte hay que viajar.
De repente, sonó el timbre: Voy yooo! – Dije. Fui rápido a ver quién era y cuando abrí… - Emm… Hola Lidia, ¿Qué haces aquí?
(Lidia era mi prima, tenía la misma edad que yo, vivíamos cerca la una de la otra y todos los veranos quedábamos para ir a algún sitio de vacaciones. Pero este año iba a ser muy diferente… este año iba a cambiar mi vida para siempre…)
-¿____, te vienes hoy conmigo de compras?
- Claro – Contesté sonriendo. Cogí las llaves y le dije a mi madre que me iba.
- ¿Llegaréis para comer? – Nos dijo ella.
- No, vamos a comer fuera.
Cerré la puerta de casa y me fui de allí hablando con mi prima de todo un poco en general, aunque vivíamos casi cerca casi nunca nos veíamos, ya que no íbamos al mismo instituto. Intenté preguntarle por lo primero que se me pasó por la mente.
-¿Y los novios?, ¿Has ligado mucho este año? – insinué dándole codazos pequeños en el brazo y riéndome.
-Pues no, todavía no, ¿y tú? – Me preguntó. - ¿Conseguiste olvidarte de él?
Esas palabras se retorcieron en mi pecho, sentía como si volviese otra vez a mi cabeza. Esa sensación no quería que volviera a aparecer.
-Bueno, no importa! – Interrumpió. – Ya llegamos al centro. – intentó disimular sonriendo y achuchándome los mofletes con sus dedos tanto que me quejé de dolor.
- Lidia, ¿Qué haces? Para! – Le supliqué.
- ¡____ mira!, hoy es un día para nosotras así que disfrutemos, ¿vale? – sonrió de oreja a oreja. Ella sí que sabía cómo hacerme reír, aunque dijera tonterías, pero me hacían olvidar los malos momentos.
- Vale – Sonreí. - ¿Dónde quieres ir primero?
- ¿Vamos primero a comprar ropa y luego a comer? ¿Te parece?
- Sí, claro. – Dije mientras cruzábamos la calle.- Ehh! – Le grité a un choche que pasaba al lado nuestra mientras echaba hacia atrás con el brazo a Lidia - ¡El del coche está tonto, casi nos atropella!
Me fijé detenidamente en su rostro cuando cruzó de esa manera, no podía quitármelo de la cabeza. Su cara me era tan familiar…
-____, vuelve a la tierra. Tranquila, no me ha pasado nada. Estoy entera y morena. – Me cogió de la mano y bromeó. – Vamos, que van a cerrar y quiero coger algo de ropa para este verano.
Entramos en una gran tienda de ropa. Eché un vistazo, la ropa me parecía muy ancha y tenían unos enganches muy raros. - ¿Pero esto qué es? ¿Quién es el tonto que se pondría esto? – Dije en voz baja y burlesca mientras cogía una prenda en mis manos y me la sujetaba encima de mi pecho.
-Esa ropa es para personas más grandes que tú, ¿no?- Dijo una voz grave detrás de mi - ¿Quieres parecer una cortina?... Jajaja – volvió a decir.
- Claro, sí, tienes razón – Dije avergonzadas mientras me giraba - ¿Te conozco? … Espera… Mmm… Tu cara me suena… Mmm tú eres…
Él me miró con sus ojos azules, me quedé mirándolos embobada, pensé que podía nadar en ellos… Eran preciosos. Bajé la mirada a su boca, sus labios eran perfectos y su sonrisa hizo que volviera a sonreír. Me sentí feliz por un momento.
-Perdona – Me interrumpió. – Me llamo Niall.
- Yo ____ - Sonreí.
Nos quedamos dos segundos mirándonos hasta que por fin me decidí a hablar.
-Bueno, me tengo que ir, pero gracias por decirme que parezco una cortina – Reí mientras dejaba la percha en su lugar.
- No… Yo no he dicho eso, dije que si te la pusieses pues… -Dijo.
Le miré para entender lo que me decía, notaba cuando una persona estaba nerviosa a mi lado. Pero con él, la nerviosa era yo.- Mmmm… bueno –susurré- voy a las tallas más pequeñas, además creo que he perdido a mi prima.
-Vale, encantado de haberte conocido _____, y no cojas cortinas – Sonreía suavemente mientras me miraba y me decía adiós con la mano.
- Igualmente Niall, a ver si nos vemos otra vez. – le contesté mientras apartaba mis ojos de él.