— Oh, vamos, la fiesta no puede ser así de mala.
Jem rio con ironía a la vez que le daba un sorbo a su taza de café. Bien, quizá estaba exagerando, pero solo un poco. Intentó con todas sus fuerzas no mostrar su molestia ante la cámara de su laptop, pero era un poco difícil desde que todas las fiestas a las que había ido con anterioridad eran mucho más de lo que podía soportar.
— Está bien, supongo que será buena, pero ese tipo de cosas no son de mi estilo —No pudo evitar hacer una mueca cuando todos los recuerdos de la euforia juvenil de noches anteriores habían llegado a su mente—. Quizá no soporte mucho tiempo, estoy muriendo de sueño y tengo que mantenerme despierto si no quiero despertar en lugares desconocidos.
— No, no, eso no —Devon agitó sus manos, fingiendo estar molesto—. Por acuerdo mutuo solo hacemos videollamadas una vez al mes, así que requiero que sea lo que me merezco a cambio de tanto martirio.
Y de esa manera, tan fácilmente como siempre, Devon había logrado sacarle una sonrisa. No tenía idea de cómo calificar la relación entre ambos. Es decir, siempre se habían llevado bien y tenían gustos similares, así que sin duda alguna eran amigos, pero aparte de eso...
— Está bien, está bien, pero tienes que encargarte de mantenerme despierto.
— Oh, ¿un show privado serviría? Le daría un toque interesante a esta conversación y si te gusta podemos repetir en la siguiente ocasión. Aunque claro, solo en esta ocasión será gratis, la próxima vez podría ser recíproco.
... A veces pasaban cosas como esas.
Decir que Jem estaba avergonzado era quedarse realmente corto. De no ser porque no se trataba de una charla mediante mensajes como normalmente seguramente se habría tomado unos segundos para idear su respuesta, o hubiera cambiado de tema restándole importancia al asunto, o cualquiera de esas cosas que siempre terminaba haciendo.
— No prometas cosas que luego no cumplirás —Soltó una risa, intentando sacar toda la tensión que se había acumulado dentro de él, aun cuando sabía perfectamente que se trataba solo de una broma. Muchas veces Sean se había encargado de advertirle lo evidente que era su risa nerviosa, pero poco o nada se le podía hacer—. ¿Hace calor o soy yo?
Devon solo reía, aparentemente tan avergonzado como él. Si un momento antes Jem estaba nervioso, ahora se encontraba totalmente abrumado. A veces se consideraba a sí mismo un tonto, pero no había cosa que en ese momento le gustara más que ver a Devon reír.
— Entonces... ¿Qué tal todo en la universidad?
— Todo bien, supongo... —Se encogió de hombros, agradeciendo el abrupto cambio de tema ya que si había algo que se le daba peor que intentar ocultar lo avergonzado que se encontraba, eso era definitivamente sobrellevar los silencios incómodos— Mucha tarea, pocas horas de sueño... Puede que algún día sepas de mí porque habré muerto del estrés.
— Exagerado. Estoy seguro de que puedes con eso y más —Soltó con una gran sonrisa un segundo antes de acomodarse su flequillo. Para muchos, o al menos Sean y Arthur, les parecía un tanto desarreglado el cabello negro de Devon, pero a él le gustaba. E incluso le parecía que le quedaba perfecto con sus ojos grises.
Y aunque su autoestima no era la mejor del mundo, no era muy difícil decidir que los ojos y el cabello de Devon eran mucho más atractivos que la apariencia normal de Jem, que tenía tanto el cabello como los ojos del tono castaño más ordinario del mundo.
Regresando un poco en el tiempo, todo entre ellos había comenzado como una simple formalidad. Se habían conocido un par de años atrás en una fiesta de generación a la que habían ido las madres de ambos, compañeras de clase y amigas que se había separado por circunstancias de la vida. La situación más cliché que se le hubiera podido ocurrir a cualquiera.
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Alguien diferente (Gay)
RomanceBass creyó que la mejor idea para lidiar con el mal de amores fue huir e intentar desarrollar sentimientos por Sean, quien hasta el momento se ha mostrado como el mejor candidato para superar todo aquello que le hacía tanto daño. Por supuesto, en te...