Capítulo 4. Afirmaciones ambiguas.

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Cuando sacó la llave de su chaqueta para entrar al departamento, no pudo evitar entrecerrar los ojos por un momento, extrañado por la música proveniente de este. Pensó por un momento que quizá se trataría de los vecinos, pero en cuanto abrió la puerta supo que se había equivocado.

Honestamente, ya no sabía qué esperar de esos dos chicos.

La música no dejaba de sonar a un volumen moderado, pero no lo suficiente como para ser pasada por alto. Parecía ser de la década de los cincuentas, o al menos eso creía. Y como si eso no fuera lo suficientemente inesperado, Sean y Jem, los dos chicos con los que vivía provisionalmente, estaban completamente sumidos en sus actividades. El primero, pintando un cuadro que hasta ese momento no tenía una forma muy visible que digamos y el segundo haciendo unos planos sobre su mesa de trabajo.

— ¿Hola? —Preguntó, sin poder ocultar su confusión y no era para menos, nunca les había visto tan... dedicados.

— Hola, Bass —Fue el de cabello cobrizo el que volteó a verle primero, con una gran sonrisa en su cara— ¿Qué tal todo?

Un par de segundos después, Jem se dio cuenta que el volumen del reproductor estaba demasiado alto como para permitirles hablar libremente y le bajó un poco, saludándole escuetamente.

Desde aquella ocasión en la que Bass y Sean habían tenido sexo de nuevo, no mucho más tiempo atrás que un par de semanas, el comportamiento de Jem hacia él había comenzado a ser aún más distante que el día que le había conocido. Como si hubieran retrocedido. Por supuesto, la idea no le agradaba, pero tampoco podía presionarle.

— Nada interesante que contar. Las clases fueron un suplicio —Se sentó en el sofá que había sido movido prácticamente en el comedor en un intento de Sean por no mancharlo de pintura, o al menos no más de lo que ya estaba.

— Oh, se me olvida lo que es tener clases los viernes, ¿cómo es eso? —Dijo Sean y Jem soltó una leve risa.

Era bastante injusto que muchas de las carreras de esa universidad no tuvieran clases los viernes, sí.

— Parece que disfrutas bastante recordándomelo, ¿no es así?

— Algo así... —Sean parecía prestarle más atención a lo que fuera que estaba pintando que a cualquier otra cosa, concentración que se esfumó de repente cuando escuchó como sonaba su teléfono celular. Sacándoselo del bolsillo, les hizo una seña a Bass y a Jem de que regresaría dentro de un momento y caminó hasta su habitación.

Bass siempre se preguntaba qué tan privadas tendrían que ser esas llamadas que tanto él como Jem sabían qué significaban para que Sean no los dejara escucharlas.

Sin más remedio, Bass soltó un suspiro y se levantó del sofá, considerando irse directamente a su habitación ya que no encontraba otra opción desde que la poca confianza con Jem había desaparecido. Pero, obstinado como él solo, hizo exactamente lo contrario.

— ¿Ese es un diseño tuyo?

— No, apenas voy en cuarto semestre, así que no —Jem se encogió de hombros. Bueno, tal parecía que ambos amigos se concentraban realmente cuando hacían sus tareas. Eso, o simplemente no quería hablarle.

— Bien... —Soltó, después de todo, no había mucho que decir. Bien podría haber halagado el trabajo que estaba haciendo, pero no era la primera vez que veía sus tareas, pero sí la primera viendo el proceso— ¿Estás molesto por lo que pasó hace una semana?

Bass no había podido evitar preguntar, siempre había sido así. Desde que era pequeño nunca se había sentido feliz con la idea de quedarse con alguna duda, algunas veces creando un desastre tan grande que su hermano tenía que salir en su defensa diciendo que era una broma.

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⏰ Última actualización: Mar 27, 2016 ⏰

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