A la Bola.

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Ah... ¿Por dónde empezar?
Bien, con sinceridad...
Nuestra pequeña historia empezó hace dos o tres años, no lo recuerdo con claridad.
Esa primera vez que te ví le reclamabas a mi hermana cómo cargar un bebé, se me hizo muy cómica la escena, me reí con esa ocurrencia tuya; por otro lado, no te volví a ver en mucho tiempo.
Pasó un año en el que no supe de ti, solo palabras vagas de ella sobre ti, yo desconocía tu nombre, te recordaba con el apodo de "Bola". Luego, un día salí tranquilamente con mi hermana, no recuerdo a dónde claramente; solo el instante en el que supe en que ella y yo no estaríamos solas, tú nos acompañarías. Nunca he sido buena socializando con personas extrañas a mí, con esas de las que nunca compartes ni un pequeño diálogo. Ayudé a buscarte pues no dábamos con tu ubicación en el lugar acordado de nuestro encuentro. Llevabas tu morral, casi siempre lo llevas hasta ahora, del cuál luego empezamos a hacer bromas. No recuerdo casi nada de ese día, excepto tu radiante sonrisa, siempre característica de ti, irradias alegría a tu alrededor.
Con el tiempo empezaste a frecuentar más a ella y por ello, también a mí. Recuerdo que al principio no compartíamos muchas palabras pero, cuando lo hacíamos eran pequeñas bromas acompañadas de miradas de complicidad y risas.
Ay, tú, siempre sonriendo, pequeño y en sus dos piernas sabías manejar el mundo, bueno, aún sabes cómo.
Y tu morral, yo siempre diría que era como especial, como una especie de sombrero de mago, siempre traía sorpresas; una taza de la serie favorita de mi hermana, los trompos y taps con lo que jugamos aquella tarde, lo CD's que le regalaste a mi madre (ya hasta era como tuya, le decías "mamá") y cosas pequeñas pero que siempre eran pensando en nosotras.
Poco a poco, entre concierto de sinfónica y salidas ocasionales o tardes de cine en casa (nuestra casa, siempre fuiste bienvenido y siempre lo serás), te fuiste ganando nuestros corazones, el de Madelyn, el de Amir, el de Emily, el de mamá y hasta el de mi padre, lograste remover un poco la roca que lleva por corazón, y en especial, el mío...
Aprecié esa vez que mostraste mucha emoción por mi primera presentación de canto, no pudiste ir por problemas míos pero a la segunda vez, genial, estabas cerca y grabando con la videocámara y vitoreando mi nombre. Llevaré ese momento siempre en mi memoria pues, tú siempre me has apoyado en lo que más me apasiona, la música.
Tampoco olvidaré, la vez que salimos a jugar videojuegos, mataste a mi personaje muchas veces solo para que me enojara. A pesar de haber "muerto" unas 50 veces ese día, fue maravillosa esa tarde.
Y así puedo hablar de los momentos que recuerdo, los conciertos de sinfónica, la película en casa, comidas rápidas en McDonald's, el parque de diversiones, el cine, la complicidad entre nosotros para molestar a mi hermana, todo eso y mucho más llevaré en mi mente por siempre.
Dicen que estoy en una edad difícil, dónde las personas definen lo que son por las personas que la rodean y por las influencias, tú, querido amigo (me alegro mucho de poder llamarte así ahora), has hecho un buen trabajo conmigo, con Madelyn, con mamá, con mi familia (no tan familia).
Estaré eternamente agradecida por todo lo que has hecho.
Espero que cuando vuelvas de tu gran misión nos veamos como antes, sé que será la mejor misión de la historia, harás que así sea con tu grandiosa personalidad y esa radiante sonrisa que llevas

Gracias Bola, Kirby asesino, Causita, amigo, Ricardo, por ser como eres y haber dejado huella en la vida de este monstruito.

Con cariño y afecto, Pikachu.

PDT: Te extrañaré mucho, espero tu regreso desde antes de que te vayas.

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