Hace unos días me decidí, encendí mi último cigarrillo, con el cual todo se iría al olvido, iba a dejar de fumar, me lo juré.
Recuerdo que estaba sentado en una banqueta viendo pasar los autos, hablando de recordar, esa vez me viniste a la mente, solté una pequeña sonrisa seguido de una ligera carcajada, un amigo que iba pasando me pregunto por qué había reído tan súbitamente sin razón aparente, giré mi cabeza para verlo, inhale el humo de mi cigarro y empecé a contarle nuestra historia, de aquel día que te vi en la escuela y supe que eras más que perfecta para mi, de como me encantaban tus hermosos ojos color celeste, tu sonrisa perfecta y esos labios tan rojos que me volvían loco, le conté todas las aventuras que vivimos, desde molestar gente juntos hasta viajar a Estados Unidos contigo.
Después de una amena charla mi amigo pregunto el por qué te había dejado, en ese momento tome mi cigarro lo miré, lo tiré al suelo y lo pisé(esto era demasiado serio), lo vi a los ojos y le dije: amigo mío, en la vida hubiese podido dejar a esa mujer porque era mi todo, me enamoré infinitamente de ella, pero como mi cigarrillo, todo acaba cuando menos lo esperas, era un 7 de Noviembre, habían pasado dos días después de mi cumpleaños y ella estaba distante, la cité en un parque para platicar, recuerdo que llegó con un vestido color salmón que la hacía ver más hermosa que nunca, pero había algo en ella que no estaba bien, estaba apagada, triste, era extraño, jamás la había visto así, se sentó a mi lado, solté una dd mis bromas que siempre le habían encantado y, para mi sorpresa, no tuvo expresión alguna, súbitamente volteó y me dijo:"Dan...tengo algo que decirte....no...no podemos seguir saliendo, me he enamorado de alguien más, ya no te quiero más"
Recuerdo aguantarme las ganas de llorar en ese momento, estaba quebrado por dentro, pero solo pude mirarla, sonreír, quitar una lagrima de su ojo y decirle:"tranquila mi pequeña,todo saldrá bien"
Mi amigo me abrazó en ese momento y me dijo que estaría ahí para lo que fuese, se fue unos minutos después.
Me levanté de la banqueta, saqué mi cajetilla y tomé un cigarrillo, recordé que minutos atrás había jurado ya no fumar, pero que mas daba ya, lo había perdido todo, lo único que podía hacer era fumarme un cigarrillo.