—¿Amor? ¿Acaso se come? —Sara detiene sus pasos y entorna la mirada en dirección a mi rostro, bloqueándome el camino.
—Enamorarse no tiene nada de malo Emma.
—Vale, vale era una broma. No me mires de esa manera no es como si no me hubiera peinado hoy o lavado la cara —ella enarca una ceja. —Ok, no lo hice, ¿está bien? Ya deja de juzgarme— bufo frustada esquivándola y continuando mi marcha anteriormente interrumpida.
—No te estoy juzgando Emma, solo piensálo el chico solo te preguntó si querías salir con él y mira lo que hiciste —terminó en tono de reproche, siguiéndome.
—¿Qué tiene de malo lo que hice? —pregunté con toda la inocencia que fui capaz de reunir... y fingir.
—Vamos Emma, te reíste tan fuerte que el pobre se alejó aterrado, no estoy segura si por tu risa o porque te tiraste al piso y te sujetabas la panza como si no hubiera mañana.
Una sonrisa socarrona se extendió por mi cara tipo gato Cheshire. —Fue su culpa todo el mundo sabe que no me interesa salir con nadie —dije encogiéndome de hombros.
—Sigue así y todos creerán que eres lesbiana —murmuró en voz baja.
—Escuché eso —dije —y no, no soy lesbiana simplemente mis prioridades son diferentes a las del resto.
—Emma, prometeme que al próximo chico que te invite a salir le darás una oportunidad —pidió Sara con ojos de cachorrito y juntando sus manos a frente a mi.
—¡Aquí están! —exclamó una muy sonriente Dana pasando sus brazos sobre nuestros hombros y salvándome de responderle a Sara —¿ya se enteraron de que rechazaron al sexi y al parecer no tan irrestible bombón de Adam Blister?
—¿Y a que no adivinas quién fue? —soltó Sara cruzando los brazos y mirándome de manera reprobatoria.
La cara de Dana era todo un poema, sus boca formó una o y sus ojos parecieron agrandarse aún más tras sus gafas de pasta. Alternó su mirada de Sara a mi y viceversa sorprendida, que creí que me golpearía o algo parecido, sin embargo sus carcajadas me hicieron sentir un calorcito en el pecho de satisfacción.
¿Y enserio dicen que mi risa parece como si una foca estuviera agonizando?
—Bien hecho amiga —dice Dana luego de su ataque de risa.
—¿Es enserio? —preguntó Sara mirándonos a ambas claramente irritada. —¡Ustedes dos son imposibles! —y se marchó frustrada.
—¿Y a esta qué le pasa? —interrogó Dana confundida.
Respondí con un encogimiento de hombros. —¿Vamos a clase?
—Solo si me cuentas todo —me responde arrastrando los pies.
—Hecho, pero tu pagas el almuerzo.
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Trazando Un Destino
ActionDoctor, panadero o taxista, estudiante, vendedora o maestra a todos nos llega el amor aunque tratemos de resistirnos a las flechas de Cupido, ese pequeño siempre hace de las suyas. ¿Por qué sería diferente para un intento de espía?