Mi nombre es Emma, mi apellido no importa a fin de cuentas he tenido demasiadas identidades como para recordarlas todas.
Con 19 años soy una espía en ascenso con misiones realmente tontas, pero alguien debe realizarlas.
Vivo con mi compañera Dana en un apartamento provisto por la que yo denomino "La Agencia" (el nombre es secreto) que nos permite disimular nuestra situación y fingimos habernos mudado desde el interior del país.
Dana tiene 20 años, su cabello está teñido de gris y sus ojos son castaños a diferencia de los míos que son oscuros como la noche, mi cabello tiene las puntas azules y ambas usamos gafas gruesas de pastas aunque suene cliché.
En este momento, estamos en una misión de reconocimiento y debemos asistir a la universidad como chicas "normales". Como si eso fuera posible. Luego algún agente de alto rango será asignado y se llevará el crédito por lo que hayamos conseguido.
-Emma! Emma! -escucho que me llaman. Abro los ojos tratando de enfocar y me paso una mano por el rostro intentando despertarme del todo.
-Mmmm... ¿Qué quieres Dana? -pregunto de mal humor y con un dolor punzante atravesándome el cráneo.
¿Exagerada yo? Jamás.
-Uyyy pero que humor -comienza ella burlándose -estás tirada ocupando todo el sillón y ya casi comienza The Walking Dead -culmina con una sonrisa inocente adornándole el rostro.
Puaj
-¿Me despertaste por una jodida serie de muertos que no pueden solo podrirse en su tumba?
-El término correcto son zombies Emma, la Real Academia de la Lengua Española lo aceptó hace rato cosa que tu también deberías hacer, así que te haces a un lado o me veré en la curiosa necesidad de tirarte del sillón.
-Vete al diablo. Y volví a cerrar mis ojos. De lo siguiente que fuí consciente fue de mí besando el piso y de Dana sentada muy cómodamente en el sofá viendo su estúpida serie.
Odio los "zombies".
Espera mi venganza querida Dana.
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Trazando Un Destino
ActionDoctor, panadero o taxista, estudiante, vendedora o maestra a todos nos llega el amor aunque tratemos de resistirnos a las flechas de Cupido, ese pequeño siempre hace de las suyas. ¿Por qué sería diferente para un intento de espía?