Capítulo 2.

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Después de aquellas palabras de "aliento" por parte de su amiga, Ashley se resignó a caminar hacia el aula de clase pensando en que podría regalarle a aquel chico que la volvía loca, tantas opciones pasaban por su cabeza y ninguna le parecía increíble o única; cada vez caminaba con más lentitud mientras se sumía en sus pensamientos propios, hasta que se detuvo por completo.

Se llevó una mano a su bolsillo y con la otra acomodó su cabello, un largo suspiro salió de sus labios mientras observaba el solitario pasillo que le rodeaba -Me pregunto ¿Qué sentirá él hacia mí?- Se preguntó a sí misma en un susurro mientras que sus ojos marrones perdían aquel brillo de alegría y se tornaban fríos -De seguro sólo piensa que soy una chica más del montón-.

Siempre le ocurría eso a Ashley, su personalidad cambiaba en un abrir y cerrar de ojos, en un momento irradiaba felicidad a todos sus compañeros y al estar sola una personalidad fría se presentaba, por decirlo así su sonrisa era completamente falsa -Mejor voy a clase- Dijo formando una sonrisa forzada, corrió hacia el salón y entró viendo que el profesor de literatura no había llegado, ni siquiera su amiga.

-Mira quien llegó, si es Ashley la patética- Dijo Hillary con arrogancia desde la espalda de Ashley, haciendo a esta suspirar con fastidio -Sólo quiero hacerte una pregunta, que hasta un bebé la entendería- Ashley se dio la vuelta encarando a aquella rubia de cerebro minúsculo (Según Ashley y Serena) que la miraba con sus ojos negros repletos de odio.

-Ahora no Hillary- Dijo con fastidio mientras la rubia reía por lo bajo -No estoy de humor para tus estúpidos juegos- Sólo quería irse de aquel lugar ya que conocía los juegos sucios de la rubia -Así que ya me voy- dijo caminando hacia la puerta pero de un movimiento Hillary detuvo sus pasos, colocándose al frente de Ashley impidiéndole su paso, sonrió.

-Espera allí un momento, será rápido no te quitará nada- Dijo la rubia acercándose lo más que pudo al oído de Ashley -¿Qué te hace pensar que eres amiga de mi Maxi?- Esbozó una sonrisa retorcida mientras Ashley la miraba con rabia -Quiero que sepas algo Ashley Marlene, él es mío ¿Me escuchaste?-.

Y antes de poder responder la amenaza de Hillary toda la clase comenzó a entrar haciendo que la rubia se mezclara con los demás, con rapidez Ashley se fue a su puesto y observó como Max la miraba preocupado, sin prestarle mucha atención se sentó y suspiró viendo como entraba el profesor de literatura atareado -Disculpen la demora jóvenes- Dijo el profesor Lahar exhausto mientras acomodaba sus gafas, era de un tamaño muy pequeño y su cabello plateado resaltaba sus ojos azules -Bien hoy no será el examen por mi atraso-.

Todo el salón comenzó a celebrar haciendo que el profesor Lahar se molestara -¡Silencio!- Gritó con un leve temblor en su voz, todos guardaron silencio de inmediato ya que conocían a la perfección como era ese profesor, chiquito pero candela -Ahora atenderé sus dudas del examen, pregunten lo que sea... Dime Droy-.

-Pss Ashley- Allí estaba Max llamando la atención de su amiga en voz baja, aunque eso era en vano ya que ella trataba de ignorarlo -Oye háblame, por favor- Dijo mostrando una mirada de cachorro abandonado haciendo que Ashley no lo resistiera -Perdóname-.

-Bien ya te estoy hablando- Dijo al fin Ashley desviando la concentración del profesor hacia Max -¿Feliz?- Y tras decir aquello de manera cortante volvió a fijarse en el profesor, aunque estaba dando algo que ella ya sabía, sintió como su compañero tocaba su hombro repetidas veces hasta lograr otra vez su mirada -Déjame Lerounch-.

-No pararé hasta que me perdones- Dijo pasando de tocar su hombro a hacerle cosquillas -Lo lograré aunque sea lo último que haga- Risas ahogadas salían de la boca de Ashley ante aquel juego de manos.

El Regalo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora