una breve historia de amor

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Las leyendas e historias son muy comunes en el interior del país, algunas pueden ser ciertas y otras mentira, inventadas por alguien para tener algo que contar.
El caso es que hay una de estas historias que yo, partícularmente, elijo creer, por la suerte de "evidencia" que le ha dejado a mi pueblo como herencia. Llamenme ingenuo, credulo, o loco, si así lo desean, pero primero lean esta breve pero bonita historia de amor y luego, si les parece apropiado, juzguenme.
Espero la disfruten tanto como yo.

A las afueras de mi pueblo, a pocos metros de un río, yace un árbol, que ha visto pasar muchos años bajo sus raíces y sin embargo, el siempre se encuentra en constante crecimiento, Sin hacer caso a las fuetes y cambiantes condiciones climáticas (pues el se mantiene firme), sin hacer caso a ninguna de las cuatro estaciones ( pues el nunca deja caer sus hojas ni atenúa su majestuoso color verde).
Pero lo interesante de este árbol no es su gran tamaño, ni su hipnótico color verde. Lo particularmente interesante de este árbol , es su peculiar forma, ya que consta de dos troncos entrelazadose uno con otro, como las sogas con las que se atan los botes.
La verdad es que no soy botánico y no se el porque de su tan peculiar forma, talvez dos semillas crecieron juntas y debido a los fuertes vientos costeros, para no ser arrancadas de raíz, crecieron de esa forma, o talvez, cuando era un diminuto tallo alguien lo partió al medio y para no morir se unió como pudo. No lo sé, como dije antes, no soy botánico y no se el porqué de su peculiar forma.
Hace muchos años me contaron una historia sobre dos jóvenes que estaban profundamente enamorados, Juan y Ana, dicen que su amor era tan puro como el agua del edén, -de esos amores de peliculas- pero como en toda historia, su amor no era correspondido, ya que Ana era hija y desentiende de terratenientes colonos y juan era un simple y humilde trabajador con sangre aborígen corriendo por sus venas.
Sólo podían verse a escondidas, pues su amor, para los ojos de sus familias, era considerado más que una traición. Ellos no podían entender porque se amaban, ni porque ocultar un sentimiento tan fuerte. -si alguna vez estuvieron enamorados, sabrán que no hay nada peor que no estar con la persona amada, y que cada segundo lejos de ella es una tortura-. Una madrugada de verano, la luna fue testigo de dos amantes que decidieron escapar para poder amarse sin barreras ni límite alguno, seguros de no volver, se fueron si mas que la ropa que llevaban puesta, sabían que serían perseguidos, sabían que iba a ser difícil, pero a ellos no les importó, ellos no podían ver más allá de los ojos del otro. y emprendieron un viaje de más de 70km por el campo, varios días sin comer y cargando el sol litoraleño en sus hombros (que en verano arde como chimenea del infierno).
Abatidos del cansancio, muertos de hambre, con sus pieles rojas y rotas por los azotes del sol, se recuestan sobre la falda del río sin decir nada, solo observan sus reflejos en los ojos dela amor y se sumergen en un profundo sueño, para escapar del abrazo de la parca.
Sus familias nunca encontraron los cuerpos, pasaron los años y poco a poco la historia se convirtió en leyenda, pero se dice que a pocos metros de donde estas almas enamoradas se entregaron por completo, estaba creciendo un arbolito de peculiar forma. FIN
no lo se, tal vez sea mi árbol de quien habla esta leyenda, o talvez no, de igual forma no importa, al menos esté me sirvió para yo poderles relatar, ésta bonita, pero breve historia de amor

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