1. Desastre

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-co-co-como que un buen dia...

Ella no pudo terminar de hablar cuando el profesor Fleing empezó a torcer su cabeza, como salido del exorcista mientras su cuello se partía hacia adelante tan simple como romper una galleta pero tan grotesco que le dieron arcadas, los huesos de sus dedos parecían tomar una posición tan no natural que ella no podía reaccionar, petrificada frente a el escritorio, el profesor estaba a punto de caerle encima, reaccionó, sacudió su cabeza de un lado a otro rápidamente al darse cuenta y por los reflejos de su cuerpo, ya que su cerebro estaba como en colapso, se hizo bola en el piso, mientras el escritorio pasaba por el raso de su espalda, pudo sentir el frió que dejo por la velocidad en la que iba y al fondo escucho un estruendo que no provenía de la... ¿Bestia?

Cuando logro mirar por encima de sus rodillas, mas allá de sus ojos llenos de lágrimas que se negaban a salir, mas allá de la luz escasa y parpadeante, pudo ver en lo que se convertía su profesor, era una bestia inmensa, que estaba a punto de derrumbar el techo, tenía la cara como la de un perro gigantesco y un cuerpo tan definido y fuerte, su cola era tan larga y rasposa que cuando golpeo su cuerpo, el que aterrizo en la pared al lado de la puerta, se dio cuenta que tenia pequeñas espinas que quedaban en su piel, no podía creer que aun seguía consciente mientras el dolor le comenzaba a recorrer toda su espalda dejandola por varios segundos sin respiración

¡Voy a morir! ¡Voy a morir! ¡Voy a morir!- era lo unico que pasaba por su mente mientras trataba de recuperar el aliento

-¡CORRE!- escucha la voz a lo lejos, trataba de seguirla sin tener que abrir los ojos- ¡CHICA!- sintió como una mano la acercó hacia un cuerpo bastante fornido y varonil

-¿Quien eres?- al fin lograba recuperar el aliento y abrir bien los ojos para darse cuenta que era aquel chico impuntual de la clase, no logro darse cuenta que aquel monstruo iba tras ella ó ellos, hasta que ya sus piernas empezaban a quemar de tanto correr

Todo en su mente corría en cámara lenta, en pausa, en mute, sin ninguna especie de ruido, tenía un millón de preguntas, dudas, nada de lo que estaba pasando tenia sentido, hasta que...

-¡TU TIENES ALGO QUE ME PERTENECE!- sus oídos retumbaron tan fuerte que luego escucho un pitido como ese que queda después de una gran explosión- ¡NO TE PERTENECE, NO LO MERECES! - Repetía la bestia una y otra vez

-¿De que habla? ¿que le pertenece? ¿que es eso? ¿porque te persigue?- el pobre chico estaba incluso mas aterrado que ella, jamás había visto algo "paranormal" en su vida, le gustaba pero como no gustarte cuando sabes que no es real, eso creía él ¿que era una especie de juego?

-yo, yo, yo- hablaban mientras la "cosa" seguia repitiendo lo mismo, mientras corrían tan rapido como nunca en su vida, no para Ada

-¡CORRE! ¡NO TE DETENGAS!- la cara del chico palideció, pero su adrenalina era lo que los mantenía corriendo, corriendo a donde Ada no tenía la menor idea, pero sabia que debía correr como si su vida dependiera de ello... Porque así era- ¡Ya casi llegamos!- Max pensó que su plan de llevarlo al campo de futbol seria inteligente, hasta que logro ver que su equipo no se encontraba entrenando en ese momento, ¿porque? ¿que hora era? su pequeña distracción causó que no se diera cuenta que aquel demonio derrumbo la columna completa y era un escombro gigante lo que se dirigía directamente hacia ellos

***

-¡Buenos días! - su cabeza daba vueltas mientras buscaba enfocar su mirada, como si su cama emitiera corriente se levanto de un solo tiro, haciendo que su tía se sobresaltara casi tanto como Ada - ¿te sientes bien?¿te asuste?

La profecia de la gemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora