D O S

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Louis estaba cabreado, cabreadisimo.

No quería estar en esa estúpida fiesta, pero no era idiota, sabía lo concurridas que eran las fiestas de su primo, y no podía perder la oportunidad de encontrar a su víctima, si quería terminar su trabajo, tendría que empezarlo cuanto antes.

La mayor parte de la noche sólo se dedicó a deambular de un rincón a otro, escrutando a cada uno de los presentes en esa fiesta, ¿Cómo demonios iba a saber si alguno de ellos era Harry? maldijo mil veces a su padre por andar con jueguitos, en vez de darle una jodida foto. De verdad sentía que nunca iba a encontrar al chico.

Y ahora, estaba en frente de un rizado con mejillas sonrojadas y ojos ligeramente lagrimosos, su labio inferior tiritaba un poco,y Harry lo mordió para tratar de pararlo.

Y Louis quiso morderlo también.

Joder, el pequeño era una preciosura, y Louis no tardó en imaginarlo debajo de él, con las mejillas igual de sonrojadas y el labio igual de tembloroso e hinchado, cubierto de una capa de sudor que haría que sus rizos se pegaran en su frente, gimoteando frágilmente por él, porque aumentará el tortuoso y placentero vaivén de sus caderas. Mierda, esto se tornaba interesante.

Harry, aún confundido por la propuesta del mayor, comenzó a levantarse, agarrándose fuertemente del lavamanos, mientras lo hacía, sufrió un leve mareo, y Louis lo agarró fuertemente de sus caderas para que no cayera, haciendo que su trasero chocará con el borde del lavamanos, Harry soltó un quejido.

—¿A mi casa? — El menor no sabía a dónde mirar, lo único que tenía en frente de él era el rostro de ese extraño, y su mirada viajaba rápidamente desde sus ojos a sus labios. Ojos, labios, ojos, labios, ojos...

—Bueno —El mayor relamió sus labios—, Si quieres, podemos ir a otro lado, tu dime, pequeño.

Harry se sonrojó aún más, sí eso era posible.

—Y-yo...

Louis se acercó unos centímetros, apretando sus costados, sin escapatoria alguna, mientras en su rostro comenzaba a aparecer una sonrisa socarrona.

—Tu... —canturreó.

Por dios, Harry de verdad no entendía qué estaba pasando, no tenía ni la más mínima idea de quién era este sujeto, pero, la forma en que lo tenía agarrado, tan, tan... posesivo, Mierda, al borracho Harry le gustaba.

—M-mi casa esta bien —tragó—, S-solo vámonos, por favor, me siento muy mal.

Louis, aún sin dejar de sonreír, rodeó la cintura de Harry y lo guió afuera.

En el trayecto chocaron con un montón de personas, y Louis debió arreglárselas más de una vez para impedir que su pequeña víctima cayera.

—Demonios, ¿Que mierda bebiste? ¿Sedante para caballos o algo así? —gruñó el castaño, mientras subía a un casi inconsciente Harry a su auto, un precioso Audi A5 de color rojo.

—Ja-jamás —balbuceó— Jamás había bebido —Harry trataba de acomodarse en el asiento, y mientras el auto se ponía en marcha, sintió que había abandonado a Niall y a Liam, que probablemente lo estaban buscando como locos, y él, por otro lado, se había ido con un completo extraño, de esos extraños a los que hay que ponerles una señal que diga "¡Cuidado!" y esa aura de "¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar?".

Pero para su sorpresa, eso le importaba una mierda, y mientras conducían por las calles de chicago, Harry de verdad deseó con todas sus fuerzas que el viaje no terminara, no porque estuvieran llevando una conversación relativamente interesante —de hecho, no había ni siquiera una conversación de por medio— sino porque sentía que el tiempo no era suficiente para poder apreciar cada rasgo de ese hombre, desde sus ojos oscuros levemente tapados por su flequillo, hasta sus labios finos, que se mantenían rectos, cubiertos de una leve capa de barba, y sus brazos desnudos, llenos de tatuajes que se apretaban contra el volante, mierda, Harry se estaba asfixiando, ¿cómo mierda se abre esta maldita ventana?

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2016 ⏰

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DEMON. [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora