Capitulo 1: La mentira

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Me encontraba en lo profundo del bosque; como siempre tenía que recoger algunas fresas para el desayuno. El frió era intenso, mis pies descalzos sentían la fría tierra del invierno, no me entusiasmaba nada la idea de vivir en un pequeño bosque, mi familia era muy pobre ni siquiera vivíamos en un pueblo, solo en una pequeña cabaña de dos habitaciones en lo profundo del bosque. Lo que más anhelaba en la vida era tener tal vez la oportunidad de vivir en un lugar más decente pero así gritara mis plegarias a los cuatro vientos nadie me escucharía.

-¡Olympia! ¿Ya tienes el desayuno?

Escuche que gritaron a lo lejos, era mi madre. Jand es su nombre, una mujer rubia de ojos verdes pastozo y mejillas rosadas y sobre todo con la voz más chillante que jamás se a oido.
Con los pies helados trate de caminar lo más pronto posible, hasta que al fin llegue  a la cabaña con las fresas en mi regazo, ví a mi madre hirviendo agua en una olla pequeña mirntras que mis dos pequeños hermanos estaban en la puerta jugando con unas ramas y unas hojas que habían caído de los árboles y pinos que teníamos alrededor. No se encontraba mi padre, el acostumbraba  estar afuera quitando la nieve o llamándoles la atención a mis hermanos  pero esa mañana no estaba ahí; supuse que había ido a cortar un poco de leña así que entre despreocupada. Le di las fresas a mi madre y me respondió con una sonrisa calida aún que en realidad se notaba la tristeza en sus verdes ojos.
Todo había cambiado, a pesar de que vivíamos en un bosque alejado del pueblo y de la ciudad nos manteníamos comunicados, nuestro país se encontraba en guerra y la situación económica estaba por los suelos, asi que no nos quedaba de otra más que quedarnos con los brazos cruzados.


Me preocupaba mi madre, su semblante reflejaba mucha   preocupación, por si fuera poco tendria que cargar con la vida de dos niños con un futuro incierto, gracias a las decisiones de nuestros lideres. No es la única que se preocupa por esto, la angustia también me invadia a mi.

Mientras ella preparaba "el desayuno" que consistía de unas simples fresas cortadas en pequeños trozos con agua caliente; escuchábamos la radio, a pesar de nuestra carencia económica mi padre se esforzó cortando leña para venderlaen la ciudad en la epoca invernal de hace un año e incluso gracias a las fresas que he recolectado y vendido a un señor de los barrios bajos hemos podido comprar uno. Nos mantenía comunicados y alertas sobre la situación; como de costumbre hay noticias positivas y negativas, pero para nosotros en la mayoría eran  negativas, ya estábamos acostumbrados a oir sobre nuevos bombardeos, pero la noticia que nos daría esa mañana el locutor seria aún peor. Mi madre y yo escuchábamos con atención la gruesa voz que salia de la radió.

-Se les informa a todas las familias de la nación Gerture que el país está en riesgo de ser desolado, es por esto que los soldados pasaran a cada hogar del país para proteger a los menores de edad durante las siguientes 24 horas, mantenganse alertas y preparados. -

Me impresionó la seriedad con la que dijo la noticia; por un momento pensé en las posiblidades que habia de que el locutor tuviera familia e hijos, y si es que los tenia supongo que estaba igual de afligido que mi madre en esos momentos, mis pensamientos se esfumaron cuando vi a mi madre llevarse la mano a la boca para empezar a sollozar. Sentía pena por ella.

Justo cuando acabo el anuncio mi padre llego cubierto de la nieve más blanca que haya visto jamás, mi madre se apresuró a apagar la radio sin ningún tipo de discresión, mi padre quedo desconcertado. Los ojos tristes que había visto hace unos minutos estaban llenos de lágrimas, estaban llenos de impotencia y desesperación. Salí corriendo desconcertada hacia la puerta donde se encontraba Derek & Christopher, los dos habían escuchado la noticia que habían anunciado en la radio, se encontraban tristes,no eran los mismos niños que conocía y que jugaban todos los días afuera de la puerta con las ramas de los árboles, no eran los mismos niños que se acurrucaban en el regazo de mi madre al anochecer, ya no eran ellos. Había algo  que me llenaba de desconcierto, parecian rotos y me miraban con despreció, por un momento paso por mi cabeza la posiblidad de que se hubieran enfadado por que al correr tire las ramas, pero sus miradas decían más que eso, no era momento de reprochar se los.

Parabellum 《Editando》 Diane Le Petit ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora