Capitulo 2: Las criaturas extrañas y el hombre de barba blanca

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Me había quedado profundamente dormida, tenía una sensación rara de felicidad y alivio, esa misma noche había tenido un sueño, me pareció repentino ya que muy rara vez logro soñar algo, pero esta vez había sucedido y además ha sido algo muy bonito y mágico. Yo estaba parada en una pradera llena de flores de olores, colores y texturas distintas. Corría entre esas bellas flores hasta que tropecé con una piedra y me desmaye; ahí fue cuando termino mi sueño.

Desperté aturdida por un par de disparos que había escuchado a lo lejos, me pareció que fueron bastante potentes ya que hicieron volar a los pájaros que se encontraban a mi alrededor, por un momento me detuve a pensar que era, y recordé que ese día el ejército buscaría a los menores de edad, pero fue muy tarde para reaccionar, los soldados estaban justo enfrente de mí, me miraron como si fuera su presa y eso hizo que me asustara, de hecho ni siquiera parecía que estaban ahí para protegerme parecía más como si quisieran matarme o algo parecido. Tome la sabana con las cosas y tome el palo con el que lo había amarrado como arma por si se acercaban demasiado, corrí lo más rápido posible pero pise una roca de un tamaño considerable, me doble el tobillo e incluso llegue a pensar que se había roto. Esa fue la oportunidad perfecta para que los soldados pudieran alcanzarme con un tipo de bala que contenía algún calmante, estaba drogada solo recuerdo ver a los soldados con aspecto robusto y a una chica que me miraba con lastima, pero supongo que era una de ellos.

Después de un buen rato, desperté bruscamente, era todo muy confuso y veía todo muy borroso e incluso llegue a alucinar que no estaba en el bosque, nada me parecía familiar y entre en pánico, trate de moverme lo más brusco que podía, pero mi cuerpo estaba débil y adormecido. Por un momento pensé que me habían hecho daño o que habían experimentado conmigo algún medicamento letal para el ejército del país vecino, pero no fue así. Alcance a distinguir un hombre grande, robusto y con una gran barba blanca, que me miraba con mucha curiosidad y lastima, creo que imagino que estaba muerta o algo por que me tomo de los brazos y me cargo en su espalda, estaba desespera tenía miedo de que me hiciera algo y además no se veía amigable lo que me preocupo más, todo seguía borroso pero para mi suerte no me había desmayado, como en mi sueño, eso me calmo por un momento porque sabía que de uno u otra forma iba a poder estar un poco consiente de lo que pasaba. Camino un largo rato hasta que llegamos a una cabaña similar a donde había sido mi hogar, vi algo distinto en esa casa esta era más grande pero estaba rodeada de unas criaturas raras, eran una especie de mezcla de un mono y un pez, sus oídos habían sido sustituidos por unas grandes branquias, me pareció raro que pudieran respirar sin estar dentro del agua, por un lado se veían amigables esas criaturas, pero tenían algo macabro en sus ojos que me hacían quitarles la mirada. Entramos a la cabaña y el señor robusto me sentó en una silla de madera tapada con una manta de color gris opaco, me tapo y se sentó junto a mí.

-¡Tabat! Trae una taza con chocolate caliente de inmediato, esta niña esta fría como un muerto –dijo preocupado-

-Sí señor, ahora mismo se lo traigo.

Escuche unos pequeños pasos rápidos, logre percibir sus pequeñas manos que temblorosas sacaban una taza de un cajón y serbia el chocolate, me callo bien aún que se veía muy torpe. Sentí el calor de su cuerpo junto al mío, incluso se acercaba intencionalmente para poder ver si no estaba lastimada al poco rato levanto mi brazo débil y flacucho para ponerme una especia de venda que tapaba la herida que me había hecho la bala. Empecé a sentirme mejor y a dejar de sentir los mareos, el hombre de dio cuenta e inmediatamente me miro y elevo levemente mi barbilla hacia sus ojos color verde, me puse nerviosa ya que su mirada era muy intimidante supongo que se dio cuenta porque cambio el tono de su voz y me susurro:

-¿Niña? ¿Cómo te llamas? ¿Y por qué estás en esta parte del bosque?, es muy peligroso para una criatura tan indefensa como tú.

Me costó un poco de trabajo contestarle, por que seguía temerosa, pero hice lo posible para que en mi voz se notara un poco de fortaleza.

-Me llamo Luna y vine al bosque por algo que a usted no le incumbe. *CREO QUE ME ESCUCHE MUY PERO,MUY RUDA*

-Te lo preguntaba con amabilidad, pero como ahora entiendo tus modos los voy a aplicar contigo, además esta parte del bosque es horrenda, y me parece que eres menor de edad , ¿No deberías ya estar con el ejército para que te llevaran a algún lugar seguro?. *Se quedó callado por unos minutos y yo también, puso su mano sobre las silla y con los hombros hechos para atrás me dijo*

-¡No me digas que tú eres quien ha golpeado con un palo a los soldados!, eres noticia niña! No te han podido encontrar en ningún lado, lamentablemente esos soldados han muerto, pero qué más da, tu estas a salvo a pesar del frío que pasaste, te encontré esta mañana sobre una roca, te vi helada y te he traído aquí.

Me quede sorprendida, por lo que supuestamente yo había hecho, ahora todo tenía un poco más de sentido pero no mucho. Así que lo empecé a cuestionar.

-¿Cuánto tiempo llevo afuera?, ¿Qué me inyectaron?, ¿Quién eres tú? Si ya entendí que es un bosque peligroso pero si me estás diciendo que he golpeado a los soldados puedo con lo demás, soy lo suficientemente fuerte para aguantar todo lo que viene, si ya pude soportar años de mentira ahora puedo con esto.

Me miro con un poco de arrogancia pero no le quedo de otra que explicármelo.

-Llevas 3 días desaparecida, es por eso que es peculiar el hecho de que no te hayan encontrado, y más cuando estabas en el mismo lugar en el que relatan que paso todo, aun no sé qué te han inyectado, pero parece que es una clase de calmante muy potente. Me permites presentarme, soy Aerin. Ya te he dicho todo, no quiero más preguntas ni ninguna otra palabra, duérmete y ya veremos mañana que hare contigo.

Me quede callada, lo miraba con rabia mientras terminaba de beber el chocolate, termine y no me podía dormir así que decidí, pensar un poco en cómo había pasado todo.

Parabellum 《Editando》 Diane Le Petit ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora