Melanie gustaba de salir a pasear por las noches, eso era lo que más le gustaba, caminar y mirar las estrellas preguntándose sobre cuestiones de la vida, de esas que no tienen sentido alguno, y de esas que se te olvidan con el tiempo; Comenzaba el invierno, eran alrededor de las 9 de la noche, el viento soplaba, golpeaba su pálido y delicado rostro, empujaba con rudeza su vestido rosa descolorido a la altura de la rodilla haciendo que se pegara a su piel cada vez más. Comenzó a caminar cada vez un poco más lejos llegando a la última casa cuyos límites daban paso a un frondoso bosque, uno de los más hermosos y uno de los más misteriosos.
Camino y se paró justo donde terminaba el concreto, podía escuchar a los animales que habitaban ahí, podía sentir lo áspero de la madera, podía sentir el frió y la calidez que existía ahí, podía sentir, podía sentir el bosque y no podía dejar de pensar en lo similares que éramos a todas aquellas criaturas, dio un suspiro y sintió como sus pulmones se impregnaban de aire fresco, de esa fragancia tan embriagante con olor a libertad, con olor a perdición, con olor a vida.
Miro el reloj color celeste que tenía en la muñeca derecha y decidió que era lo suficientemente tarde como para volver a casa.
Camino a casa sintió una presencia extraña detrás de ella, volteo pero no había nada, y comenzar a caminar cada vez más rápido, un frió increíblemente aterrador la recorrió completamente, fue entonces cuando deseó evitar pensar que volvería a suceder, después de tres años volvería a atormentarla aquel horrible recuerdo , aquella noche que ella preferiría olvidar.
No podía volver ese horrible sentimiento de culpa, no ahora que acababa de volver a comenzar.
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Wishes.
AventuraCuentame la historia sobre como el sol amaba mucho a la luna; El moria cada noche Para que ella saliera a respirar.