3.

80 15 4
                                    

Habían pasado dos días desde que Rubén supo algo de Mangel, se lo habían llevado la otra mañana para operarlo y no lo volvió a ver. Y no es como si no le interesaba, pero se prometió no preocuparse y olvidarse de él lo antes posible. Después de todo, una vez que la pierna con el tumor cancerígeno de Mangel se amputara él estaría sano y podría volver a casa. ¿De qué le serviría a Rubén crear un vínculo con él si no podría volver a verlo por tener que seguir internado?
Y ahí volvemos a lo de siempre. Desde hace meses, Rubén creó esa muralla de hielo en su corazón para evitar sentir, para evitar extrañar a alguien cuando se fuera, para no tener que sufrir más de lo que ya lo hacía, porque más que el tratamiento y la quimio y las miles de inyecciones, el dolor real está en ver cómo poco a poco mueres y tienes que despedirte de la gente que amas, ver cómo les rompes el corazón al irte. Rubén vio esto durante los primeros años de internación, pero al ver que no mejoraría y la muerte estaba más cercana de lo que debería, decidió actuar, no sentir, no pensar; no sufrir ni hacer sufrir a otros.
Y quizá para muchos sea egoísta o incoherente pero ¿qué es lo peor que puedes decir? Ni las palabras crudas lograron hacerlo entrar en razón, por lo que sus familiares sólo rogaron a quien sea que existiera en el cielo que cambiara su mentalidad. Hasta ahora no ha pasado, no hay nada más que decir.

Rubén despertó nuevamente por el ruido de cosas moviéndose y, como si de un deja vu se tratase, vio entrar a Mangel, pero a una versión más demacrada, pálida y enferma de él.... y con un muñón en la rodilla.
Intentó hacerse el dormido hasta que se fueron las enfermeras, rogando que el chico no le hable. Él nunca lo admitiría pero, si su corazón no estuviera tan frío, le rompería el corazón ver a Mangel en ese estado. Era como ver en otra persona lo que vivió en carne propia, y no era para nada grato.
Rubén no era malo, no le deseaba el mal a Mangel ni nada parecido, simplemente... no le deseaba nada. Quería olvidarse de Mangel tan rápido como todos siempre se olvidaron de él. Mangel no se merecía eso... pero, en cualquiera de los casos, tampoco merecía nada de lo que le estaba pasando, y teniendo problemas más grandes como su enfermedad ¿por qué se preocuparía en si su compañero de habitación le habla?
La cosa es, que Mangel estuvo durante horas intentando encontrar el valor y las palabras para hablar con Rubén, el mismo que se encontraba a unos metros, detrás de esa cortina, en la otra cama, fingiendo que dormía. Y dejando caer una lágrima cansada cada tanto.

---------
holaaaa, bueno, este es un capítulo corto porque voy a subir otro a la tarde, y este fue como de transición, no se preocupen ah
gracias por el apoyo, las kiero con k de kilos ahre (?)

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 29, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Filofobia - Rubelangel AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora