Algo como esto, que me llene el cuerpo de adrenalina, un beso apasionado, contra la pared. Es algo que todos hemos deseado alguna vez, algo especial que salga de la nada y que dure tanto como para ser recordado eternamente.
Yo quiero a un tío de verdad, de esos que no mienten, de los que te llaman a las tantas de la mañana y te despiertan porque quieren hablar contigo o simplemente te echan de menos.
Juro querer tanto como sea posible, después de todo, creo que todavía me queda mucho por dar y recibir, a pesar de estar rota por demasiados sitios, siempre puede llegar alguien que me recomponga para romperme los esquemas de nuevo.
Eso es lo que quiero, que me vuelva loca, que me agarre por todas las esquinas disponibles y me marque cuando le plazca, al fin y al cabo, en eso se basa una relación, en demostrar amor de cualquier forma, sobre una cama, encima del sofá, sentados en la mesa de un bar o bailando pegados en cualquier antro de mala muerte.
Me va lo apasionado, yo no soy de dar la mano ni recibir abrazos, eso lo dejo para las parejas que no se quieren de verdad, a mi me gusta que me muerda el labio de abajo mientras me agarra por la cintura y me deja caer al suelo, soy de las que deja marcas externas; suele pasar cuando se demuestra demasiada pasión desenfrenada. Al fin y al cabo, es hora de hacer locuras, ¿no?
He apartado los sentimentalismos por un tiempo y me voy a dejar llevar por la pasión, a ver si así llega el acertado que se deje querer de verdad.