- Ya se había terminado el verano y yo seguía aburrido en mi casa sin nada importante que hacer, yo miraba como los demás jóvenes de mi edad disfrutaban todos contentos de ese día mientras yo sigo en mi casa sin nada importante que hacer.
-Mi madre me veía fijamente, con sus ojos brillantes, eran de un negro profundo. Me sentí un poco incómodo y por eso le pregunté:
-¿Qué pasa por que me miras así?
_¡Deberías salir un poco!
-¿Tú crees que voy a salir,?No tengo amigos en esta vida desde que papá nos abandonó no he tenido apoyo de nadie.-
Ella me miró con sus ojos tiernos, con su mirada, parecía que me quería decir algo, pero no me dijo ni media palabra, dio un largo suspiro y subió las escaleras, la seguí pero mi madre subía más rápido que mi y se metió rápidamente a su cuarto y cerró la puerta. Intente tocar la puerta, pero mi mano se me puso dura y ya no después no pude, pensé en hablar con ella después.