El sonido del timbre de la casa. Seguramente no era Tom el que estaba del otro lado de la puerta, pensé. Tom no hubiese tocado el timbre, él tenía llaves de la casa y habría entrado sin preguntar a nadie. A menos que hubiese perdido sus llaves...
Me sentí aliviada cuando Ian se separó de mí y dejó de rodear mi cintura con sus brazos. Ambos volteamos la mirada hacia la entrada del departamento.
—Ve a abrir —le dije—. Estoy en pijama.
Ya me estaba comenzando a parecer extraño que el chico popular que conocí en la escuela no tuviera visitas de vez en cuando. Ian me sonrió y se dirigió hacia la puerta. Como no la abrió completamente, no alcancé a ver quién estaba del lado de afuera. Pero no iba a asomarme para averiguar quién era mientras estuviera vestida así, en ropa para dormir, de modo que permanecí esperando mientras lo escuchaba saludar a alguien. Cuando hizo pasar a ese alguien, descubrí que era una chica. Guapa, alta y de largo cabello negro, el cual le caía como una cascada alrededor de los hombros y la espalda. Tenía un cuerpo que haría babear a cualquier hombre.
—Déjame presentarte a mi cuñada —comentó Ian—. Bianca, ella es Megan. Megan, ella es Bianca.
—Un gusto, querida —me saludó la mujer con la más falsa de sus sonrisas, como si yo fuese una niña de cinco años.
Aunque estoy acostumbrada a ser siempre sincera, tuve que mentir para ser cortés o probablemente le hubiera dicho algo como: "No me agradas, deberías dejar de sonreír como una estúpida, porque no voy devolverte el gesto. Y, por cierto, pareces una cualquiera". No obstante, me limité a decir "igualmente", sin siquiera molestarme por sonreír de vuelta.
Ian la besó. Si, así es, un beso en la boca.
—Vamos, nena —le dijo mientras la tomaba por la cintura y besaba su cuello. De esa manera lo vi llevarse a la mujer a su habitación.
Creo que tendré que soportar esto a diario, cavilé. No quería quedarme a escuchar cómo se "divertían" Ian y su chica. Se estaba haciendo tarde y me preocupaba que Thomas no hubiera llegado de su viaje a Washington, así que lo llamé...
—Hola, princesa, ¿qué pasa? —profirió desde el otro lado del teléfono.
—Amor, ¿cuándo vienes?
—Linda, el vuelo se ha retrasado y llegaré un poco tarde.
—¿A qué hora?
—Quizá en la madrugada.
—¿Cómo podré quedarme dormida esta noche sin ti a mi lado? Además, Ian está con una chica y...
—Te extraño —me interrumpió.
Solté un suspiro.
—Yo también.
—Te amo, hermosa. Sé buena y pórtate bien.
—Lo haré. También te amo.
Colgué el teléfono antes de lanzarlo en el sofá. Tenía que hacer algo, la ansiedad me estaba matando. No podía quedarme quieta y simplemente ver la televisión o entrar en la web. Estaba sola y aburrida. ¿Qué podía hacer?
Fui a mi habitación para cambiarme la ropa. Me puse algo adecuado para salir y, no lo sé, tal vez visitar a mis padres o alguna amiga. Eran las nueve con treinta minutos de la noche cuando terminé de vestirme. Llevaba un vestido corto, unas botas hasta la mitad de mis piernas y una chaqueta de cuero.
Debía decirle a Ian que iba a salir, pero no pensaba interrumpir lo que sea que estuviese haciendo en su dormitorio con esa mujer. Yo no era como él. No quería siquiera imaginarme la escena, por lo que no entraría a ese lugar por nada del mundo. Sin avisarle a nadie, tomé las llaves y salí de casa. En el estacionamiento se encontraba aparcado el auto de Thomas. Antes de ponerlo en marcha, tomé mi teléfono celular y llamé a Lily. Una extraordinaria chica, amigas de la infancia y, cómo olvidarlo, la madrina de mi boda.
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TÚ, YO Y ÉL (NUEVA VERSIÓN)
RomanceBianca es una joven de veintidós años recién casada con Thomas Nicholson, ex baterista de la famosa banda "The Nicholsons" y dueño de una compañía discográfica. Por otro lado, Ian es el inmaduro hermano mayor de Thomas, que siempre hacía reír a Bian...