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En este lugar es donde todo comienza... Mi matrimonio con Thomas fue una de las mejores cosas que me han sucedido en la vida. Lo amo, me ama y somos el uno para el otro. Hemos tenido una fantástica luna de miel y una boda a todo dar. Y, ahí estaba, en casa de mi cuñado.

Dejé mis maletas sobre el suelo al entrar con Tom al hermoso y espacioso departamento. Tenía amplios ventanales de cristal a través de los cuales se veía toda la ciudad, muebles de la más alta calidad, un piano de cola costoso en una esquina y un fino alfombrado.

Sí, estaba relativamente sorprendida. ¿Cómo podía este sujeto tan irresponsable, como lo era Ian, tener ese lujoso departamento? Es decir, ¿cómo lo había pagado? Entonces recordé que sus padres, desesperados por que el joven "hombre" trabajara, le compraron las acciones de un importante restaurante que le dio muchas ganancias después de haber terminado con lo que antes era la famosa banda "The Nicholsons". Quizá eso había pagado su fascinante hogar.

—Bienvenidos —nos recibió Ian, fingiendo cortesía—. Hermanito, cuñadita, les mostraré su habitación.

Lo seguimos por el pasillo hasta la que sería nuestra habitación. Era un gigantesco espacio decorado en tonos blancos inmaculados con una cama king size en el centro y una lámpara de araña colgando del techo. Los armarios eran tan amplios que tendría que comprarme un almacén completo para llenarlos. También había un diván sobre una peluda alfombra y televisor pantalla plana colgando de la pared.

—Esta solía ser mi habitación, pero ahora es la de ustedes. Tal vez necesiten más espacio —dijo Ian con una sonrisa picara—. Voy a dejarlos para que puedan estar "solos" —remarcó la comillas con los dedos mientras se reía— y hacer cosas de las que hacen los esposos.

—Eres un inmaduro, Ian —le respondí con las mejillas sonrosadas.

—Y tú una amargada, querida cuñada. Ahora déjenme acostarme a dormir. ¿Podrían haber llegado un poco más tarde? —su voz despidió todo el sarcasmo posible, pues Thomas y yo acabábamos de llegar de nuestro viaje por las Bahamas y eran las dos de la mañana.

A la mañana siguiente desperté cuando noté que Tom salía de la cama. Lo vi vistiéndose muy formal para ser tan temprano. Llevaba una camisa negra, una corbata roja, zapatos y pantalones de vestir. Me levanté en seguida para ayudarlo a hacer el nudo de su corbata. Le di un beso de buenos días y le pregunté a dónde iría tan guapo.

—Amor, me llamaron de la disquera. Iré a firmar unos contratos y a grabar algunos demos. Quizá esté ocupado el resto del día. Te veo en la noche —explicó mientras me besaba por todas partes.

Tom seguía intentando con el negocio de la música como solista y Luke, el hermano más grande de la familia Nicholson, vivía con su esposa Danielle en Texas. Thomas salió de la habitación y luego lo escuché salir de casa. Cepillé mis dientes y lavé mi cara para dirigirme a la cocina. Estaba muerta de hambre.

Mientras yo vestía un pijama bastante atrevido de shorts y camiseta de tirantes con encaje, me encontré con Ian, que también traía puesta una camiseta para dormir y unos bóxers.

—Buenas días, cuñadita —me saludó cuando me senté sobre su sofá.

—Oh —solté un gruñido—. Déjame en paz.

Aún tenía sueño y estaba hambrienta, lo cual no era buena combinación para estar de buen humor. Por ello, no logré responderle un cumplido.

—Vaya, no volveré a saludarte. Dime, ¿qué harás de comer? Tengo hambre.

—Oye —aclaré inmediatamente—. Creo que tú puedes hacer tu propia comida. No veo que tengas algún problema o deficiencia física.

—No seas amargada. Vivimos juntos, podrías hacerme un poco de comida. Además, si hago mi propia comida, me harás sufrir un montón. No sé cocinar y tendría que comer comida quemada.

TÚ, YO Y ÉL (NUEVA VERSIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora