—¿Qué te parece si jugamos a algo?.— entonaba una voz familiar
—Tus juegos no me gustan... — se encontraba Aiden balanceándose en un columpio con rapidez; sus piernas colgaban al precipicio y frente a ella una hermosa vista de las estrellas.
—¿Qué hay de las últimas veces que jugamos?, no dijiste nada esas veces— la voz se escuchaba más cerca de ella
—....Fue un error...— Aiden contesto con una voz temblorosa, como si estuviere a punto de romper en llanto
—¿3 veces?—entonó burlonamente
Aiden se quedó en silencio unos minutos y dejó de columpiarse
—...nuestro último juego, ¿verdad?— lo pensó por un corto periodo de tiempo y saltó al vacío.
...
Lentamente abrió los ojos observando el techo de la nave, se sentía asfixiado, con una presión fuerte en el pecho y un dolor en la sien izquierda; arrastrándose, Jack llegó hasta una cápsula, suministrada con la cantidad de oxígeno capaz de auxiliar a toda la tripulación; intentó levantarse tomándose de un tubo que salía de esta y logró activarla, llenando sus pulmones en un gran suspiro, mientras intentaba recapitular lo que había sucedido.
Los recuerdos llegaron de golpe y de cierto modo también la culpa. Viendo las posibles soluciones salió de la cápsula colocándose una especie de collar (el cual literalmente inyectaba oxígeno en su garganta) trajo consigo otros cinco y partió de la habitación buscando a sus compañeros con temor a que fuera ya tarde para salvarles.
-¡Aiden!,¡Ragnor!, ¿dónde están?—paseaba por un pasillo sin recibir respuesta alguna; entrando en el siguiente cuarto (el de Chris), viendo su alrededor, buscando a los demás. Mirando con el rabillo de su ojo derecho se percató de la presencia de alguien, le estaba observando; lentamente giró su cabeza encontrándose con un ser amorfo: su cabeza tenía forma ovalada hacia atrás, donde se iba haciendo más delgada hasta llegar a la punta, era tan delgada que podría considerarse el filo de una navaja. Sus brazos cubiertos de escamas conectaban a unos dedos esqueléticos los cuales regresaban a ensancharse al llegar a las amarillentas uñas, por fortuna solo contaba con tres. En la espalda de la criatura una serie de protuberancias color café, resaltaban entre su piel beige, haciendo juego con sus reptilianos ojos verdes. Para terminar con su temible aspecto, en sus rodillas y tobillos salían pequeños huesecillos empalmados unos sobre otros.
El espécimen observó al chico por unos segundos posicionado sobre sus rodillas, estupefacto Jack no pudo hacer más que retroceder unos pasos ;la criatura comenzó a erguirse sobre su espalda, alcanzando casi los dos metros de altura. Y de pronto en un abrir y cerrar de ojos desapareció, Jack intentó quedarse quietó, lo que era inevitable, pues sus piernas temblaban, cosa extraña: su fobia era a los cadáveres. Volviendo en sí, apresurado se dispuso a buscar con que defenderse, hallando una escopeta en uno de los cajones, tomando en cuenta que nunca había disparado una prefirió otras opciones; indagó debajo de la cama, tomando una edición rara de una automática de cañón doble, con capacidad para 12 municiones color negro con detalles en rojo; la guardó en su bolsillo y se dirijo a la salida.
Caminaba por el mismo pasillo (pues era la única forma de pasar por toda la nave), llegó hasta la estancia, que era también donde se encontraba la puerta de salida; se preparó para abandonar la nave, pero la puerta estaba prácticamente sellada: pues se activaba solo con la computadora. No esperaría ahí por siempre, claro que no, respiró hondo y le dio un puñetazo a la puerta. Lo que fue mala idea, la puerta no sufrió rasguño alguno, lamentablemente para él su mano si:—¡ah!,¡¡¡idiota idiota idiota!!!—se dijo a sí mismo cayendo de rodillas al suelo y quejándose;《ya no pierdas tiempo....Hay cosas más importantes》pensó y se levantó, el plan ya era otro, agarró una almohada de uno de los sofás y atándola a su brazo, regresó al cuarto de controles, desde ahí agarró impulso, ¡mucho impulso y corrió a la puerta!, ¡recibiéndola con un tacle!....que, bueno seguía sin pasar nada, así que sólo saltó por la ventana.
Una vez afuera, levantándose del suelo y sacudiéndose, admiró el desértico paisaje, pareciere que el sol nunca se hubiese asomado en el lugar, el aire era helado, podría jurarse que a 22° bajo cero; realmente no le hizo mucha importancia, su gabardina era suficiente para soportarlo. Comenzó a caminar sin rumbo alguno durante horas, perdiendo la nave, estando a punto de rendirse a lo lejos alcanzó a contemplar una base que salía de la tierra
--y....ahora que?-- se quedó esperando alrededor de media hora analizando al enemigo, de repente, presenció cuando una plataforma se elevó desde abajo, levantando un equipo de cuatro reptilianos con extraños artilugios, al irse Jack aprovechó para ingresar.
Ya dentro fue camuflageandose entre la maquinaria, la luz era escasa, le fue conveniente. Entrando a una bóveda se reencontró con uno de los suyos...De una manera nada agradable: Vlad se encontraba en una jaula que le impedía moverse, le costaba respirar, ya que su pecho era gravemente aplastado por sus rodillas. Estaba herido, su cuerpo había recibido varias quemaduras y rastros de una serie de descargas
Legasp se acercó a la jaula, el otro agachó la mirada, aún no sabía que era él hasta que habló:
—Wow, la vida da muchas vueltas, verdad?—Vlad levantó su vista después del comentario
--Debe ser la hipotermia-- dijo entre cerrando los ojos para alcanzar a distinguir. Jack se dio la vuelta e inmediatamente buscó en el cuarto algo con que sacar a su compañero.
--Eh...nope, te necesito para salir de aquí--
--No, definitivamente es otra alucinación, no me salvaría después de semejante pelea, es rencoroso--
Jack paró en seco deteniendo la búsqueda, sacando el revolver de su bolsillo, volviendo a la jaula cargó el arma y voló en pedazos el cerrojo para después tirarle a un lado uno de los oxigenadores.
Recogió del piso el artefacto y se lo puso, estaba en un estado decadente, cuando el otro chico alzó su arma, apuntando a la cara del herido Vlad
--si realmente fuese rencoroso, te hubiese disparado desde que entre, yo no desperdicio oportunidades. -- dicho esto bajó el arma
--muévete, tenemos que ir por los demás-- finalizó marchándose antes de que pudiese responderle con algo más que un rostro de confusión.
ESTÁS LEYENDO
The Betax [Editando]
Science Fiction¿Hasta donde es capaz el deseo de volver a ver a un ser querido?, Jack Legasp planea averiguarlo, pero el trayecto no será sencillo