Al que no quiero querer

5.4K 466 246
                                    

–En realidad es muy simple... "Akumade", todo junto, significa "solo", "únicamente". Por tanto, cuando Sebastian dice "watashi wa akumade shitsuji desukara" quiere decir "solo soy un simple mayordomo". Pero "Akuma de", escrito en kanji y no en hiragana, significa "demonio". Por tanto, cuando Sebastian dice "watashi wa akuma de shitsuji desukara" quiere decir "solo soy un demonio mayordomo". Dependiendo de la situación dice una cosa o la otra, pero ambas frases se pronuncian casi igual. Por eso, aunque cuando está escrito el lector ve directamente que Sebastian acaba de decir que es un demonio, su interlocutor en el manga pensará que se ha equivocado de pronunciación y quería decir "simple" y no "demonio". Entiendo que en otros idiomas quede muy estúpido porque lo traducen como "solo soy un simple mayordomo infernal", pero en japonés tiene su gracia.

–Pues a mí no me parece simple para nada. Es muy ingenioso...

"Por cosas como esta quiero casarme contigo" quise añadir, pero me callé.

A diferencia de mí, al aludido no le sorprendió demasiado la explicación de Yana sobre el por qué de su frase más famosa, después del "yesu mai lordo". Por no decir que no le sorprendió para nada.

Cuando se me ocurrió darle permiso a Sebastian para que volviera ya eran más de las ocho de la tarde. Pensaréis que, después de darme cuenta de que todo había sido una farsa, me habría vuelto loca, lo habría llamado, lo habría mandado a la mierda y me habría pegado un tiro o lo que fuera, no sin antes estrangular con mis propias manos al gilipollas que dejaría una carta más a Yana aquella noche. Y debo reconocer que, no muchos días atrás, esa hubiera sido exactamente mi reacción. Pero no fue eso lo que ocurrió. Es increíble la facilidad con la que nuestro cerebro reptiliano, esa sangre fría que aún circula por nuestras venas como un vestigio de nuestro milagroso proceso evolutivo, toma las riendas de tu cuerpo cuando las hormonas se enfrían y crees que, de todas formas, ya no tienes nada que perder.

Pensé que, aunque no tuviera ganas de volver a ver a Sebastian nunca en la vida, necesitaba su fuerza par ayudar a Yana. Tendría que soportarlo, convivir con él como si mi conversación con su madre no hubiera pasado. Ahora que la adrenalina se había esfumado y mi cerebro me había visto tan jodida que decidió reincorporarse al cargo de amo y señor de mis acciones, tragarme el orgullo y ocultar mis sentimientos no parecía tan difícil, más si era por ella.

Vivir con una mentira más a mis espaldas no me haría daño.

Tampoco es que mi vida fuera a durar mucho más.

Sin embargo, las únicas palabras que le había dedicado al demonio durante la última hora habían sido, en este orden: «ven», «haz algo para cenar» y «prepara el futon para nosotros». No lo había mirado a los ojos en ninguna de las tres ocasiones. Por el contrario, él no había apartado los ojos de mí en todo el rato, intentando leerme la mente. Pero yo no le dejaba.

Sebastian no era imbécil. Era cruel, mentiroso, sádico, insensible y estaba falto de cualquier sentimiento. Pero no era imbécil. Sabía perfectamente que algo había pasado en su ausencia y que ese algo era la causa de mi repentino rechazo hacia él.

Notaba su fría mirada como una soga atada al cuello y, por una vez, no temblé de emoción. No sentí ningún escalofrío recorrer mi cuerpo. No me derretí de amor mientras se me ponía la piel de gallina. No reprimí un grito de felicidad al recibir atención de aquel que acaparaba toda la mía. No quise abrazarlo y quedarme pegada a él por toda la eternidad.

Lo único que quería era que esa soga me estrangulara. Porque morir en sus manos me parecía un destino mucho más deseable que vivir entre sus brazos.

Kuroshitsuji (Sebastian x lectora): Crazy in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora