Visitante

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Ian

En cuanto veo la hora recuerdo que he quedado con Vanesa en la tarde para explicarle algunas cosas de matemáticas que no entiende, por lo que debo ir a casa lo más rápido que puedo para desayunar y organizarme.

Salgo tan rápido como puedo hacia la casa, pero me toma más tiempo del que imaginaba ya que el hospital no queda especialmente cerca de la casa y a esta hora en la mañana, aun si es sábado, es particularmente difícil conseguir un taxi.

Cuando finalmente llego a casa son cerca de la nueve y media, así que me apresuro a abrir la puerta, pero me sorprendo al descubrir que no tiene puesto seguro, lo cual es bastante extraño, ya que recuerdo haber cerrado cuando salí. No me preocupo mucho por ello y en cuanto entro me dirijo a la cocina para buscar algo para desayunar, ya que no he comido nada desde por la noche. Finalmente me decido por una taza de cereal y, una vez la sirvo, me dirijo a la sala para ver algo mientras la como.

Prácticamente me paralizo cuando, al entrar a la sala, veo a mi padre sentado en uno de los sillones. Está vestido con un traje de color azul oscuro y tiene un periódico en la mano, el cual ignora completamente para mirarme. Tiene una sonrisa de superioridad y parece saber exactamente la impresión que ha logrado dejar en mí. Realmente no esperaba verlo aquí, ya que decidió irse poco después de que Amy tuviera el incidente, alegando que no pensaba verla actuar como una especie de niña pequeña.

No puedo negar que siempre le he guardado un gran rencor por dejarnos en uno de los momentos en los que más lo necesitábamos, pero tampoco puedo evitar decir que en cierta manera me agrada que se haya ido, ya que nunca fue una buena persona, siempre más interesado en sí mismo que en cualquiera de nosotros.

- ¿Qué haces aquí? - le digo después de tomar aire y de dejar la taza de cereal en la mesita de centro de la sala.

- Escuché que tu hermanita tuvo otro incidente - dice con desdén, para después ponerse en pie, dejando el periódico en donde estaba sentado, y acercarse a mí -. Sólo quería asegurarme que estaba bien.

- ¿Desde cuándo te importa? - le pregunto mirándolo fijamente. Mi padre es un hombre ligeramente más alto que yo, con ojos azules y cabello rubio.

- ¿Desde cuando eres tan impertinente, Ian? - Me dice con un gesto autoritario.

- No tienes ningún derecho a decir que te preocupa después de haberte ido en cuanto las cosas se pusieron difíciles.

En cuanto termino de decirle esto, veo su rostro descomponerse en un gesto de ira y poco después siento algo golpear contra mi mejilla, haciéndome tambalear unos cuantos pasos. Esto me toma por sorpresa, tanto así que me lleva unos segundos darme cuenta de que es lo que acaba de pasar; mi padre me ha pegado un puño en la mejilla tan fuertemente que estoy seguro que pronto luciré una fea marca. Lo miro atónito mientras él se limita a alisarse el traje y a mirarme.

- Al parecer su madre los ha vuelto irrespetuosos - dicho esto se da vuelta hacia el sillón y recoge el periódico y se dirige hacia la puerta -. Casi lo olvidaba, deberían mantenerse alejados de todos estos problemas. Es más, ni siquiera deberían ir al juicio. No querríamos que nada malo les pasara, ¿verdad?

Dicho esto se va, cerrando la puerta tras de sí. Yo me dirijo corriendo hacia el baño para mirarme al espejo. Tal como lo pensé, un morado está empezando a formarse en donde me golpeó. Suspiro y vuelvo a bajar las escaleras para poder comer. Necesito encontrar una manera de que Amy y mamá no se den cuenta de lo que ha pasado, lo cual será difícil considerando lo notable que será la marca en unas cuantas horas.

***

Cuando llego a casa de Vanesa son exactamente casi las dos, un poco más tarde de la hora acordada, ya que estuve bastante rato intentando cubrir el golpe. Ella abre la puerta con una sonrisa que pronto se desvanece al ver la marca.

- Ian, ¿Qué te pasó? - me pregunta con un gesto de preocupación.

- Te explico adentro - le respondo, haciendo mi mayor esfuerzo por sonreír para evitar que se preocupe innecesariamente, aunque esto resulta ser más difícil de lo que pensé debido al punzante dolor que siento.

Ella asiente y me conduce hasta su cuarto en el segundo piso. Una vez estamos ambos allí ella se sienta en su cama y me mira, esperando una explicación. Me lleva un buen rato poder explicarle todo y cuando acabo ella me mira con los ojos muy abiertos.

- Tienes que hacer algo, Ian - me dice -. Hablar con tu madre o alguien que te ayude.

- No puedo hacer eso - le digo con un suspiro -. No quiero preocupar a mamá con más cosas además de lo de Amy, y no tengo a nadie más a quien decirle.

- ¿La policía? - su voz suena más a una pregunta, aunque estoy seguro que no es lo que pretendía.

- No es tan grave - le digo, sonriendo de nuevo para tranquilizarla -. ¿Puedes ayudarme a cubrir el golpe?

Ella asiente y se dirige al baño para sacar algo. Cuando vuelve me indica que me siento en la cama y ella se hace frente a mí para empezar a aplicar algún producto en mi mejilla.

- ¿Sabes? - le digo mientras ella busca algo más en su mesita de noche -. Desde que fui a visitar a Amy hoy en la mañana he tenido un mal presentimiento, como que todo esto no es el fin.

- ¿Sientes que algo malo va a pasar? - me pregunta frunciendo el ceño. Yo asiento y ella suspira -. Esperemos que sólo sea una impresión.

Después de esto ambos nos quedamos en silencio mientras ella acaba. Aunque no quiera admitirlo, muy en el fondo yo también espero que sólo sea una impresión y que nada malo pase.

Gritos Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora