Parte 2 - La Recepción de una Posada

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Al terminar de escuchar la historia, el sin-dientes tembló visiblemente. Uno de sus compañeros, el que había planeado todo, el que tuvo la idea de tomar por la fuerza a las hijas del posadero, tenía el mismo cabello rojo que aquel hombre. La misma mirada decidida.

Junto valor y preguntó:

—Pero... esa marca... esa sangre... también corre por tus venas... —

—Si para cuando maté a toda la casta de malditos de mi padre nadie me dio muerte, yo mismo me daré final—

El pelirrojo se levantó lentamente, empuñó su maza y acomodo su escudo.

El sin-dientes se dio cuenta que contra ese loco no tenía oportunidad.

La Historia de AntónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora