Flores y música

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¡Hola! El Final de esta colorida historia de amor. Espero os guste.

De flores y notas musicales

"Yo era torpe, él era precioso, yo un loco sin remedio, él era fascinante hasta el infinito, si las personas fueran lluvia, él sería mi llovizna y yo sería su tifón" – Anónimo. – Charly.

Fue cuando la temperatura era más fría cuando lo volví a ver, había pasado semanas esforzándome en asociar las flores perfectas para hacer los arreglos, pero lo logré, mi madre se puso a reír cuando me vio hacer los cientos de crisantemos con diferentes flores amarillas.

Margaritas, orquídeas, peonias todas de color amarillo arreglados en forma de crisantemos.

Mi amata señora Jeager se sonrojó cuando respondí que si a su pregunta, negó con la cabeza y se marchó dejándome a mí en mi cuarto secreto donde tenía mi jardincito privado con todos mis libros y bocetos de arreglos, con las cintas y lazos que adornarían mi mejor trabajo.

Sabéis que me pregunto aquella bella mujer que es mi madre.

"¿Piensas declarártele a alguien, prometiendo fidelidad eterna?"

Por supuesto que lo haría, aquel hermoso mozuelo lo merecía, parecía ser alguien malhumorado pero se veía que le hacía falta amor, un amor cálido para abrirse al mundo y yo me convertiría en eso, siempre he sido testarudo y cuando lo vi, supe que como siempre pensé las flores me llevarían al amor, no solo me enamore de su imagen sino también de su aura.

Porque sólo una persona especial pediría girasoles en invierno.

Aquellas personas que viven en el dolor, en la soledad y luchan constantemente con sus demonios, aquellas personas que buscan un sol para poderse encontrar, realmente no sé si él ya tenga uno o lo ha perdido, pero yo encontrare la manera de ganar sobre ese otro sol.

Él día que llevé los arreglos y deje todo listo en el salón que el Sr. Smith — el mayordomo de Levi — me indicó, conocí una expresión de él que hizo enamorarme más de él, sus ojos demostraban sorpresa y sus manitas blancas temblaban mientras contemplaba el salón lleno de flores amarillas — casi como si el sol estuviera ahí—, yo me acerque suavecito sin que se diera cuenta, coloque un pequeño girasol en su solapa blanca, él dio un respingo pero después sólo me quedo viendo mientras acariciaba aquella flor, sus mejillas preciosas se colorearon de un rosa pálido y sus ojos se cristalizaron.

— Gracias, a ella le hubiera gustado — dijo y yo sentí un pinchón de celos hacia esa persona desconocida — Mi madre amaba la música y los girasoles, gracias por cumplir esto — continuo y yo me sentí miserable, la persona que tanto buscaba él era su madre y al parecer ella ya no vivía.

— Se lo dije, siempre tratamos de complacer en todo a nuestros clientes — le sonreí y él negó en la cabeza.

— No hay girasoles en invierno — sus manos seguían acariciando la flor amarilla

— Tengo un jardín secreto, lleno de girasoles, ¿Te gustaría ir a verlo alguna vez? — le tente y el hizo un gesto de duda.

— Tal vez — respondió y luego se marchó por un pasillo.

Ese día me quede escondido detrás de un pilar del salón, escuchándolo tocar, sus notas eran realmente hermosas pero tristes, mantenía los ojos cerrados todo el tiempo, la gente quedo maravillada con su presentación pero yo seguía pensando que cada nota era como una lagrima.

"Entre más dolor se le aplica al arte, parece que la gente lo ve más bonito"

Desde esa vez empecé a enviarle girasoles a su casa, siempre le ponía un listón de color rojo, no sé si los recibía pero un día apareció en una bicicleta de color azul, traía una ropa sencilla debajo de un enorme abrigo marrón, sus mejillas coloreados por el frio le daban un aspecto tiernamente infantil.

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