Capítulo 1

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•Lance•

El único ruido que se escuchaba por toda la casa, era el de platos, jarrones y otras cosas de por allí, estrellándose contra una superficie dura. Esto se volvía cada vez más divertido.

No sé, exactamente, cuánto tiempo estuvimos aquí. Pero tengo por seguro que valió la pena.

— ¡Oye! ¡Lance! Creo que ya deberíamos irnos. —chilló Mickol, cabellos negros y ojos marrones. Mi "primo", por así decirlo; fui criado por su padre, debido a que de pequeño mis padres no me prestaban atención, debido a sus trabajos, o eso decían ellos; y me tenían abandonado en mi casa, en ese entonces Mickol era mi vecino y siempre me llevaba a su casa, ahí fue dónde conocí al Tío Frank, su padre. Quien me enseño varias cosas a mí y a Mickol. Pero los nervios y miedos de Mickol no lo dejaron continuar con el entrenamiento, por lo que yo fui el único que logré acabarlo.

— ¡Ya no hay nada más que romper! ¡Me estoy aburriendo! —se quejó Dallas, castaño y de ojos celestes. Nuestro mejor amigo, lo conocimos en tercer año de primaria y desde ese entonces siempre andamos juntos. Él también conoce al Tío Frank, y también terminó el entrenamiento.

— ¡Cállense par de llorones! —me quejé mientras buscaba algo más que romper. Solamente recibí por respuesta un "¡Hey!" de parte de ambos. —.... ¿Qué decías, Dallas? —pregunté burlón. En mis manos tenía una lámpara, que aún seguía intacta, sin ningún rasguño o arañón, por ahora.

Dallas solamente me miró molesto y bufó. —Pues apresúrate, idiota. Que Rayan no tardará en llegar.

—Recién son las once de la noche. —dije observando el reloj de pared, que ahora se encontraba tirado en el piso, algo destrozado, pero aún seguía funcionando. —Y recuerda, la fiesta es de Tiffany, es obvio que estará ahí toda la noche. Y si aún tienen energías lo continuarán en la mañana. —dije encogiéndome de hombros. Rayan y Tiffany siempre habían tenido una relación muy "unida", pero sin compromisos, algo así como los amigos con derecho.

Admito que antes me gustaba Tiffany, y el enterarme de eso me lastimó, pero la superé y ahora soy feliz con la vida, o eso creo.

— ¡No digas eso! ¡Hay niños presentes! —dijo Dallas tapándole las orejas a Mickol, puede que él sea el mayor entre nosotros, pero aún sigue conservando esa mente pura de niñato estúpido.

—Bien, bien. —dije levantando las manos en modo de inocencia. —Ahora aléjense o les cae esto en la cara. —avisé. En ese instante ambos se movieron del camino. Y tiré la lámpara contra la pared. Provocando un gran estruendo, que de seguro despertó a los vecinos. Pero eso no importaba ahora.

Todo había resultado perfecto. Claro, no se podía esperar menos de mí. Después de todo soy Lance Harris.

Rayan lamentará haberme golpeado esa vez. El muy cobarde fue con todo su grupo a golpearme. Y yo estaba solo, si hubiesen sido unos tres contra mí. De seguro les habría roto la cara, pero eran doce contra uno. Y por lógica, no gane esa pelea.

— ¡Lance! ¡Mira esto! —gritó Dallas mientras movía un gran armario que estaba ahí.

Detrás de ese armario, había una pequeña puerta. Que, extrañamente, estaba sin llave. Así que la abrimos.

— ¡Que puerco! —dije con una mueca de asco. Tan solo con ver eso, me imaginaba cosas demasiado asquerosas.

— ¡Iugh! ¡Ciérrala, ciérrala! —chilló Dallas dándose vuelta.

— ¡Hey! ¿Alguien me puede decir qué es eso? —preguntó Mickol inocentemente. En serio que es un idiota. —Esperen eso es un....

— ¡¿Eh?! ¡No mires, Mickol! ¡No mires! —chilló Dallas mientras le cubría los ojos. — ¡Cierra esa maldita puerta que voy a vomitar!

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⏰ Última actualización: May 14, 2016 ⏰

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