Estaba solo en la gélida oscuridad de su habitacion. Tan solo se diferenciaba la tenue luz de un teléfono móvil, y la caliente y resplandeciente sangre que salía de aquella grieta en el brazo de aquel joven. Aquella escena se repetía cada día nada mas que daba la salida del instituto. Lloraba hasta que no afloraban mas lágrimas de sus ojos, lloraba hasta que estos enrojecían cual lava. Lo que mas le dolía era aquella soledad. Sono un sonido apagado procedente de aquel teléfono. Era ella.