Capítulo 2: Primer día de curso.

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- Bella, cariño, son ya las siete. - Oigo la voz de mi madre que me llama y me anuncia que es hora de que me levante. Los despertadores y yo nunca nos hemos llevado bien...

No soporto madrugar y menos para ir al instituto. Pero hoy no me importa demasiado, pues es el primer día de curso y tengo ganas de ver a mis compañeros y contarles a todos lo fabuloso que había sido este verano.

Tras levantarme, bajo a desayunar. Nora, la limpiadora y cocinera, ha preparado tortitas y zumo de naranja. Papá ya se ha ido al trabajo y mamá está terminando de arreglarse para marcharse.

- Hoy no vendremos a comer, cielo. Tu padre tiene una operación de una clienta que le llevará varias horas y le será imposible venir. Yo tengo que quedarme a terminar unos planos y llegaré tarde. Nora cuidará de ti.

- Mamá, por favor, no necesito que nadie me cuide. ¿No crees que ya soy lo suficientemente mayor como para que Nora tenga que hacer de niñera?

- Tal vez, pero así me quedo yo más tranquila.

Me dedica una sonrisa y me da un beso antes de irse.

Cuando me termino el desayuno subo a mi cuarto y me adentro en el vestidor. Elijo una blusa blanca con unos detalles de pedrería en los hombros y unos pantalones negros de tiro alto que complemento con un par de mis muchas zapatillas Nike con dibujos florales, las cuales quedan genial con el conjunto. Peino mi cabello y lo dejo suelto. Me lavo la cara y aplico en ella algo de base, rímel y en mis labios, un brillo rosa clarito. Me miro en el espejo y no puedo evitar pensar en la razón que tienen todos los que me dicen que soy la chica más guapa que han conocido.

Vale, puede que esto haya sonado demasiado creído, pero la verdad es la verdad y si soy así de presumida es porque tengo razones para serlo.

Cojo mi mochila y salgo al porche de delante a esperar a Daniel que pasará a recogerme en su coche. Paso de montarme en autobús para ir a la escuela, sólo los pringados van en bus y yo, por supuesto, no soy una de ellos...

Daniel y yo llevamos saliendo como un año. Nos conocimos cuando entré a formar parte de las animadoras. Él era y sigue siendo a día de hoy el capitán del equipo de fútbol. Es realmente guapo: alto, con buen cuerpo, de ojos marrones verdosos y pelo negro. Tiene dos años más que yo y este es su último curso de instituto. Somos la pareja perfecta y estoy segura de que seremos el rey y la reina del baile de Primavera, pues la competencia no nos llega ni a la suela de los zapatos. Puede que de niña viera demasiadas series americanas en las que te metían en la cabeza que "el baile" era una noche única e inolvidable, pero lo cierto es que ganar el concurso de la mejor pareja y ser coronada reina siempre había sido mi aspiración.

Daniel llega tan puntual como siempre. Subo al coche y me da un tierno beso como saludo después de estar sin vernos en los últimos dos meses. Entre que yo me fui de viaje a las Maldivas y él estuvo en un campamento de alto rendimiento para deportistas en Australia, nos había sido imposible

Durante el trayecto, nos contamos el uno al otro lo que hemos hecho durante las vacacionds, nos recordamos lo mucho que nos queremos y nos decimos cuánto nos hemos echado de menos durante todo ese tiempo, vamos, lo típico.

Cuando llegamos, pasa su brazo por mis hombros y entramos a la escuela, no sin llamar la atención, pues está claro que la gente nos mira: unos para comentar la buena pareja que hacemos y otros, para convertir su envidia en cuchicheos.

- Hola Bella, ¿qué tal?
- ¡Bella! ¿A dónde fuiste este año a pasar las vacaciones?
- ¡Me encanta tu blusa, Bella!
- ¡Qué morena vienes Isabelle!

En mi instituto a muchas les gustaría estar en mi pellejo aunque fuese sólo por un día. Yo lo comprendo, pues ¿a quién no le encantaría ser popular, estar invitada a las mejores fiestas y salir con el chico más guapo del centro?

- Bella, Bellita, Bella - dice una conocida voz a mis espaldas. Al momento sé que se trata de Alexis, mi mejor amiga. Sólo ella puede llamarme "Bellita", cosa que odio... Me giro rápidamente, deshaciéndome del brazo de Daniel.

- ¡Alexis! ¡Qué alegría volver a verte! - exclamo ilusionada. Nos saludamos con dos besos, como acostumbramos.

Conozco a Alexis prácticamente desde que tengo uso de razón. Es muy guapa, pero, obviamente, no más que yo...Siempre le he sacado parecido con la muñeca Barbie, por su pelo rubio, sus ojos azules, sus mejillas rosadas... La debilidad de Alexis son los zapatos: de tacón, deportivas, botas, cuñas...Cualquier tipo de calzado le entusiasma. Su madre es italiana, por lo que todos los veranos los pasa allí, en el país europeo rey, por excelencia, de la pasta. Lo cierto es que verdaderamente la había echado de menos durante los últimos meses. Sí, tengo miles de amigos y he conocido otros dos mil este verano, pero lo cierto es que nadie puede ocupar el lugar de Alexis y a nadie he echado tanto en falta como a ella. (Sí, la eché más de menos que incluso a Daniel, espero que no se me note demasiado...).

- Bella voy a saludar a los del equipo, nos vemos luego - se despide Daniel, con otro de sus dulces besos.

Me gusta que Daniel sepa los momentos en los que debe quedarse a mi lado y los que estorba y debe marcharse. Por desgracia existen personas que no saben cuándo es el momento oportuno para dejar a solas a dos chicas que tienen mucho de que hablar. Soy afortunada de que Daniel no sea una de ellas.







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⏰ Última actualización: Dec 30, 2016 ⏰

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Isabelle Evans, una diva en apuros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora