Cazadores de Sombras:En la misma dirección (Fanfic de Cazadores de Sombras y 1D)

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Prólogo

Alec caminaba por los pasillos del instituto, dirigiéndose al despacho de Hodge, que ahora pertenecía a su madre, Maryse Lightwood. Se preguntaba porque querría verles a los cuatro: Izzy, Jace, Clary y él.

Abrió la puerta y observó a su madre tras el escritorio, sentada muy erguida y mirándolo fijamente. No era la única que lo miraba, también Isabelle, Jace y Clary.

-Adelante, entra -dijo su madre, más que invitándolo, obligándole a entrar-.

El chico dirigió sus ojos azules a los de su madre, para luego observar ligeramente a su parabatai, Jace, agarrar de la mano a Clary.

Una vez junto a sus amigos, porque el término "compañeros de batalla" no era muy bonito, Maryse abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró.

Tosió, seguramente para aclararse la voz.

-¿Por qué nos has llamado? -preguntó Jace con sus ojos de color ámbar esparciendo, entre otras cosas que los demás también parecían tener, dudas.

-Tenemos que irnos a Idris urgentemente -soltó la señora Lightwood, levantándose de su asiento y acercándose a los cuatro jóvenes cazadores de sombras-.

-¿Por qué? ¿Qué ocurre? -quiso saber Alec, limitándose a fruncir el ceño. No hubiera sido conveniente haber zarandeado a su madre, aunque lo deseó.

-Todos los nefilim han sido convocados, la Clave también ha llamado a los subterráneos -comunicó Maryse, evadiendo de forma más que evidente el por qué-.

-Mamá, -dijo Isabelle tan digna como siempre- deja de irte por las ramas.

-¿Qué es lo que sucede? -dijo Clary, dando un paso al frente y dejando la mano de Jace a la deriva-.

Maryse tragó saliva cabizbaja. Al alzar el rostro, Alec veía la cara que siempre ponía cuando un asunto era grave, sus rasgos inexpresivos que sus hermanos y él podían leer y descifrar gracias a años conociéndola. En esos momentos, Alec notaba un mínimo de angustia y temor.

-Sebastian... -vaciló un segundo, no era su nombre verdadero- Jonathan ha vuelto, y no está sólo -dió un paso atrás, intentando tener un gesto tranquilizador hacia los cuatro chicos que la miraban incrédulos y se miraban entre sí atónitos. Fijó sus ojos en Clary, la hija de Jocelyn y Valentine, que por años habían sido sus compañeros en el Círculo-. Ahora cuenta con la ayuda de Lilith.

***

-Ya están mirándonos los mundanos otra vez, no se cansan -comentó la morena observando a la gente que se les quedaba viendo cuando pasaban cerca de ella y su prima por sus vestimentas oscuras y esos tatuajes extraños.

María negó con la cabeza restándole importancia a ese hecho, esta tenía el pelo largo, castaño, con algunos tirabuzones que enmarcaban su rostro y resaltaban más esa piel blanca, sus ojos azules se comparaban a un mar en calma.

Su prima Carol llevaba una mueca de desagrado pintada en su rostro, esta tenía los ojos verdes y brillantes, como si quisieran demostrar que era una chica activa y enérgica, su piel tenía un color más tostado que el de María, aunque era un poco más baja.

María llevaba su cazadora negra al igual que su prima y unos vaqueros negros ajustados.

-Vayamos a la cantina a por el almuerzo y deja esas tonterías de lado.

Un poco mosqueada por aquellas miraditas incesantes que parecían querer mirar más allá de ellas. Al entrar a la amplia y limpia estancia, Carol y María se abrieron paso entre el gentío que se amontonó en la barra. Cuando Carol extendió la mano con el número de encargo se mostró aquel extraño tatuaje que María también llevaba en la misma parte de la muñeca.

-Ya están aquí las raras -murmuró alguien tras ellas, ambas pasaron de los cuchicheos, recogieron sus bocadillos y salieron al patio.

Normalmente se sentaban en una esquina apoyadas en un edificio a charlar mientras almorzaban, desde ahí tenían buena vista del patio entero.

-Estoy deseando que llegue ya el momento para la segunda película de Cazadores de Sombras, ¿tú no? Podremos reírnos de los mundanos -comenzó la conversación Carol.

-Sí, claro, suena muy bien esa idea- tanto Carol como María habían leído los libros y se creían nefilim.

-Nos vestiremos de nefilim otra vez, y eso -ambas comentaban sus planes para ver la película, cuando algo llamó su atención. Cerca de la verja  había un ser extraño, ambas se quedaron mirándolo, parecía un ser escamoso, de aspecto feroz, tenía dos brazos cortos terminados en cuchillas afiladas como si se tratase del arma más letal, sus ojos que recordaban a un reptil eran de color rojo, que hacía sobresaltar esas escamas verdes. Llevaba una gran túnica negra y mostraba una sonrisa afilada y extrañamente horrorosa.

-¿Qué es eso?- preguntó María temblorosa, levantándose con rapidez.

-No lo sé, pero está mirando hacia aquí -Carol tiró del brazo de su prima guiándola al interior de un pabellón, mientras que aquel ser saltaba con agilidad la verja-. Corre, hay que esconderse.

Ambas empezaron a subir escaleras corriendo, oyendo como unos pasos se acercaban a ellas cada vez más rápido. Al llegar al aula más alejada vieron la ventana que daba a unas escaleras, por si había un incendio.

Carol se acercó corriendo hasta la ventana intentando abrirla sin éxito alguno, mientras que María atrancaba la puerta con un armario. Las dos intercambiaron una mirada de ‘¿qué está pasando aquí?’. Carol analizó la habitación buscando algún objeto que pudiera funcionar como un arma.

-¡Abre la ventana!- le gritó María nerviosa.

-No se puede- consiguió decir acercándose a mirar en los cajones de la mesa del profesor- tiene que haber algo que funcione como arma, tiene que haberlo.

Un fuerte golpe hizo que ambas miraran hacia la puerta. María se apartó lo más rápido que pudo y agarró lo primero que vió, el borrador de la pizarra. Carol consiguió una navaja que al parecer confiscaron a un alumno y estaba en aquel cajón. La puerta se abrió de golpe tirando aquel armario que estaba colocado en medio, dejando ver a aquel demonio encapuchado. Este dió un paso al frente, con la intención de atacar, cuando María le tiró aquel borrador, con la suerte de que atinó a darle en la cara. El demonio gruñó mirándola fijamente, mientras que María retrocedía.

-Que sea lo que Dios quiera -murmuró mirando a Carol, que sostenía aquella navaja como si la vida le fuera en ello.

Cuando el demonio iba a atacar, el sonido de unos zapatos sobre las losas del pasillo hizo al demonio retroceder, para después simplemente convertirse en polvo. Carol soltó la navaja dejando que cayera al suelo, mientras que alguien entraba en el aula. María abrió los ojos como platos, mientras que la mandíbula de Carol ya se encontraba en el piso de abajo al ver que la persona que estaba ante ellas no era otro que Magnus Bane, con su pelo en punta, rodeado de purpurina, sus ojos de felino puestos en ellas y una sonrisa realmente encantadora.

-Por los pelos, ¿verdad chicas? -comentó divertido observando sus expresiones.

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¡Hola queridos lectores!

Les traigo el tan ansiado Fanfic.

Maryse, Magnus, Alec, Izzy, Jace y Clary son personajes de Cassandra Clare.

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