2da Parte

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Taemin abrió la puerta, era temprano en la mañana, así que sabía quién debía ser el que estaba tocando. Tenía un rato de no ver a Minho, y no lo entendía, se suponía que eran amigos, pero él se había alejado.

-¡Minho!- Por supuesto que estaba alegre de verlo; de verle muy seguido en el restaurante, pasaron a verse de vez en cuando y no lo terminaba de entender.

-Hola, Taemin ah...- Sonrió. -Yo sólo pasé a ver cómo estaban...

-No te quedes afuera, pasa.- Le jaló. -Ha sido tan cansado, Minsanggie llora, y llora y llora...- Se quejó, para después reír. -Pero es la luz de mi vida...- Sonrió amplió, sentándose en el brazo del sofá.

-Entonces las cosas han ido bien, ¿no?- Minho también buscó asiento.

-Minho, ¿qué pasa?- Hizo un puchero. -¿Estás enojado conmigo?

Minho alzó una ceja ante tal pregunta. Suspiró, sería absurdo estar enojado con él. Siempre le regañaba, pero no era para tanto. En cambio, decidió explicar, algo tan sencillo como su decisión.

-Por supuesto que no.- Sonrió. -Es tan sólo que ahora tienes un hijo, por ende eres más responsable, no debo estar detrás de ti viendo en qué te equivocas para regañarte. Estás en una etapa de la vida en la que yo no te puedo ayudar.

-Pero eres mi amigo.- Replicó. -Y me acostumbré a tus regaños. Creí que estabas enojado conmigo.- Se cruzó de brazos, enfadado. -Los amigos se acompañan.

-Tienes razón...¿Ves cómo ahora eres más responsable?- Sonrió a medias.

-Eres realmente grosero conmigo.- Gimoteó.

-No, no lo soy.- Se burló. -Tú eres un gruñón.

Taemin estuvo a punto de responder, quejándose, pero escuchar el llanto de su bebé le hizo poner cara de susto. Se alzó rápidamente, corriendo a la habitación.

-No, no, no, amor, no llores.- Le tomó, arrullándole. Pero Minsang no dejaba de llorar.

-¿Qué tiene Sanggie ah?- Minho se acercó. Taemin se veía algo atareado, corriendo a la cocina.

-Tiene hambre.- se giró. -Minho, ¿lo sostiene por un segundo?

Minho asintió; hacía un mes que Taemin no quería dejarle cargar al bebé, pero ahora parecía no tener ningún problema con ello. Cargó al bebé con cuidado, mientras Taemin con más soltura preparaba la mamila que le daría.

-Gracias...- Volvió a cargar a su hijo, para poder alimentarle. -Es demasiado demandante y se enoja mucho.

-¿A quién se parecerá?- Minho rodó los ojos.

-No...Te equivocas, mi niño se parece a Changmin...- Enterneció sus facciones. -Me recuerda tanto a él.

Minho se quedó callado, no podía imaginarse eso. Después de todo, a veces los niños pequeños no se parecen a nadie, y es cuestión de la percepción de los adultos. Probablemente era Taemin exagerando las cosas.

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-Oye, ¿por qué me miras así?- Minho tocó la nariz de Minsang, haciéndole parpadear. El niño le miraba con sus ojos enormemente abiertos, atento a él. –Siempre estás dormido, pero cuando no, juzgas el mundo con esa mirada que tienes...- Rio. -¿Eh? ¿En qué piensas, Sanggie ah?- Dejó que el niño atrapara su dedo, le fascinaba ver las pequeñas manos del nene, le parecía que no podía existir nada más pequeño que ese par de manos.

-¡Lo encontré!- Taemin salió de su habitación agitando un papel en su mano. –Por suerte no está arrugado.

-O manchado de café.- Minho rio, observando como Taemin bajaba las escaleras dando brincos que podrían llegar a considerarse peligrosos si no pisaba bien. –Eres un descuidado.- Le regañó.

Trocitos de FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora