Luego de comer, Giselle y Anne se fueron de la institución, pues los miércoles salían una hora antes de lo habitual.
—Y bien, ¿qué haremos? Para que sepas, no pretendo quedarme en la biblioteca estudiando. Entran demasiados chicos lindos y se me es difícil concentrarme. —Comentó Anne, mirando de reojo al resto de los estudiantes.
Giselle bajó la vista. Ella nunca en su vida besó un chico, y cada vez tenía menos esperanzas. En cambio su mejor amiga era una experta en el terreno amoroso... Había tenido más de seis novios, aunque todos duraron menos de un mes.
—Ay, Anne, está bien. ¿Te parece ir a casa? Mamá no vuelve hasta la noche, podemos pedir comida por delivery y luego estud...—Gigi se calló, pensó lo que iba a decir y luego abrió la boca. —Perdona, estudiar no. ¿Mirar una película?
Anne se rió, pues a ella no le preocupaba tener malas calificaciones. Sólo estudiaba para poder estar con su mejor amiga y no decepcionar a sus padres.
—¡Al fin entiendes, pequeñita! Bueno. Vayamos a tu casa, tengo que llamar a Luke.
¿Luke? ¿Quién era aquel? A Giselle nunca le habló de un tal Luke.
—Primero en principal, no me llames pequeñita. Haber nacido un mes después de ti, no me hace menor, ¿está claro? —Espetó Gigi, tratando de parecer una persona seria. —Y segundo, pero no por eso menos importante, ¿quién es Luke? ¿Nuevo novio, mejor amiga mía?
Dicho eso, ambas salieron del colegio, charlando sobre Luke. Quince minutos más tarde, Giselle y Anne estaban en el lugar previsto, muy contentas de poder pasar más tiempo juntas.
—Entonces, resumiendo la historia, Luke es un amigovio por así llamarlo, ¿verdad? —Preguntó Gigi, con cierta ansiedad.
Anne se sonrojó, sonrió lentamente e hizo una mueca.
—Bien, reina del amoooor, ¿qué deseas almorzar? Bah, si es que en verdad deseas comer algo. Pues yo quedé satisfecha con la comida de la institución.
—A decir verdad, yo también. Sólo tengo ganas de charlar contigo y de presentarte a ciertas personas, pero claro, si tú no...—Anne fue interrumpida por su mejor amiga.
—¿Que quieres presentarme a quién? Olvídalo. —Dijo en tono ofensivo. —Si tú pretendes que conozca a diferentes chavos, estás equivocada. Sabes que no soy así, Anne. ¿Por qué me haces esto? No estoy interesada en enamorarme ni mucho menos, —concretó, levantándose de la mesa para irse al sillón —por favor te lo pido, respeta eso.
Anne se avergonzó, pues creía que su amiga sí necesitaba un chico que la apoyara y que esté con ella en cierta forma.
—Está bien. Lo siento, de veras que lo siento, pero tú... Estás ciega, de verdad que lo estás. El mejor amigo de Luke te conoció por fotos que hay colgadas en mi cuarto. Desde ese momento no para de preguntar por ti, y sin duda creo que le gustas. Es un buen chico...
Anne seguía hablando sobre las virtudes de Luke, pero también nombró algunos defectos. De todos modos, Giselle no escuchaba. Le molestaba demasiado que su mejor amiga no respetara sus decisiones, pero también pensó una cosa. "¿De verdad hay una persona en el mundo entero que piensa en mí?"
—¡ANNE! —Gritó Gi, para callarla. —He entendido. Bien, cuéntame entonces. ¿Cómo se llama? ¿Es atractivo?
—¡Sabía que preguntarías! Ay, por Dios, se pondrá tan feliz cuando... No, mejor sigo contándote sobre él. Bien. Es alto, debe medir aproximadamente un metro ochenta, pelo corto color castaño con un poco de ondas, ojos miel, piel perfecta. Estoy segura que te encantará. Además escucha muy buena música y toca el bajo. —Dijo por fin, casi sin aire.
Giselle se sentía muy feliz. ¿Podría ser ese chico, el amor de su vida? Ella creía que sí, pues confiaba en los finales felices y creía en príncipes azules, pero no en los chicos.
—Mucho detalle pero no me has dado ni su nombre. —Dijo, desilusionada.
—Lo siento, Gigi. ¡Se llama Thomas! ¿Lindo, verdad?
Ambas se quedaron planificando una salida que sea lo más disimulada posible, y así lograr el encuentro entre Giselle y Thomas. El problema, respectivamente, sería cómo haría Thomas para conquistarla. Ella nunca había tenido novio, nunca había sentido la sensación de los labios del sexo opuesto sobre los de ella, nunca había sentido dos cálidos brazos sobre su espalda, por lo tanto tenía miedo de reaccionar de una mala manera. Tenía miedo de decir algo erróneo. Tenía miedo de fingir ser otra persona para gustarle al chavo.
—Em...—Dijo Gigi, incómoda. —Tengo algo que decirte. ¡LO DIRÉ! Pero no te rías, ¿okey?
—Ay, ¿qué sucede? Apresúrate, amiguita. Tengo que llamar a nuestras parejas.
"¿Parejas? ¿Habla en serio? Ni siquiera conozco a "mi pareja" y ya lo llama así. ¿Eh? ¿Qué he dicho? Oh, rayos, ya estoy nerviosa. Maldición.", pensó Giselle.
—Nunca he... Va de vuelta. Nunca he be-be-bes...—Oh, por Dios, ¡salgan YA! —Nunca he besado a un... Chico.
Anne se quedó callada. No sabía qué decir, nunca se había esperado aquello. ¿Cómo una chava tan linda como lo era su mejor amiga, nunca había besado a un chico? Como ninguna de las dos hablaba, rompió el hielo.
—No lo creo. De veras que no. Pero estoy segura que no mientes, así que te diré algo con la mayor sinceridad. ¿Sabes por qué nunca has besado a alguien? Porque tienes baja autoestima. ¡Nada más! Tú eres una belleza, y no lo digo porque soy tu mejor amiga, sino porque de verdad lo eres. De hecho, si fuera hombre, ya hubiera estado contigo, aunque sea por una hora. Tienes piernas magníficas que escondes detrás de esos pantalones de gimnasia, tienes un cabello reluciente que escondes con las trenzas y colas de caballo, tienes buen bulto que lo escondes con camperas y remeras sueltas, tienes una hermosa cara que escondes bajo gorros y bufandas. Pero, ¿acaso sabes qué es lo más lindo que tienes? Tu personalidad. Sí. Y la ocultas. Nunca compartes tus gustos musicales por miedo a que te critiquen, nunca has dicho que tocas instrumentos musicales porque tienes miedo de que juzguen tu talento, ¡y ellos no son nadie para hacerlo! Porque solo tú te conoces de arriba a abajo, izquierda a derecha y vicecersa, y eres la única que realmente puede juzgarte. —Dicho eso, Anne tomó un poco de aire y se le cayeron un par de lágrimas, lo que significaba que lo que había dicho, lo había dicho con el corazón, y eso era lo más lindo que podría haber para Giselle.