¡Rayos!

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Cuando llegamos al centro comercial, mi madre comenzó a elegir su ropa favorita, así que yo decidí ir a pasearme un momento.

Es que yo en verdad lo quiero, y no logro entender porqué a veces Leonardo es así con migo. -Sólo podía pensar-. Si él en verdad me quisiera, no me trataría así y no me haría sentir como una completa idiota.- Pero lo cierto es que, cada vez que yo estoy con él, es como si algo dentro de mi se derrumbara completamente y me hiciera sentirme cada vez peor, era un sentimiento un tanto masoquista porque, a pesar de todo el dolor que Leonardo me hacía sentir, me gustaba, y me gustaba aún más que fuera él quien me lo hiciera sentir.
Las lágrimas iban comenzando a salir cuando mi madre llegó.

-¡Amy! Te estaba buscando por todos lados, me tenías preocupada. ¿Dónde estábas señorita?-.
- Mamá no exageres, he estado aquí desde que fuiste a palacio de hierro.- Además, me sé cuidar sola mamá.-
- Okay, ¿quieres una bebida o necesitas ropa?
- Sólo quiero una bebida mamá, quisiera una agua de piña colada, ¿Me la puedes comprar?
- Si Amy, por supuesto que te la compro.- Mi madre es fabulosa, a pesar de que vivimos solas, siempre hace todo por verme feliz, y aunque a veces teníamos ciertas discusiones, me hacía sentir la mejor persona de éste mundo.-
- Te compraré el agua Amy, con una condición, ¿si?
- ¿Qué estás tramando mamá?
- La verdad, yo opino que deberías de comprarte más ropa, la de tu gusto por supuesto, pero que esté mejor, y de mayor calidad, ¿no creés?
- Mamá, sabes muy bién que no me gusta hacerte gastar, no quisiera éso.- La verdad no me gusta que mi mamá gaste en mi, prefiero estar a una condición semi normal, pero me importa más mi madre.-
- Amy, por favor preciosa.-Lo dice con una sonrisa- No me importa gastar, quiero que estés bién; así que ahora entraremos por más ropa, y después iremos por el agua ¿okay?
- Está bién mamá, lo que tu digas.- Mi madre piensa siempre lo mismo que yo, sólo que pensando en mi, y a diferencia mía, yo lo hago pensando en ella.

Fuimos a escoger ropa, gastó más de mil pesos en mi, y no me gustó para nada, pero quería ver que mi mamá era feliz por mi haciéndome feliz. Después compramos mi agua, ella se compró un helado y fuimos camino a casa.

Cuando íbamos en el coche, decidí mandarle un SMS a Leonardo:

Yo: Hola Hola mi amor, ¿cómo amaneciste?
Leonardo: Hola, ¿que tal? Estoy bién, ¿y tú? ¿Qué necesitas, porqué tan repentino tú mensaje?
Yo: Estoy bién, igual Leonardo. Sólo quería ver si podemos salir hoy, en unos minutos.
Leonardo: Lo siento amor mío, iré a comer con mis padres, y no podré, lo siento tanto.
Yo: Está bién amor mío, ya será para la próxima. Bye.
Leonardo: Si, ojalá y para la otra pueda Amy, hasta luego.

Yo comprendí en ése momento que él adora a sus padres, estaba tan feliz de saber que le gusta pasar el tiempo con sus padres, y aunque no pudo salir con migo, decidió ir con ellos, y éso me hacía sentir bién.

Yo tardaba tan sólo 15 minutos para llegar a mi casa, mi mamá decidió cambiar de ruta e irnos por la calle de la deportiva, cuando vi entre los barrotes, algo dentro de mi se hizo pequeños trozitos.
Ahí estaba Leonardo, con sus amigos, y con otra tipa, sin sus padres, y me mintió.
Fué tan horrible, el me dijo que no iba a salir con migo porque iría con sus padres, pero en realidad estaba con otras personas. Negó salir con migo-¡Cielo Santo!- sólo podía pensar éso.

Mi madre y yo llegamos a casa, no quise mostrarme triste, así que subí a mi habiatación con la excusa de que haría tarea.

Un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora