Capitulo 2

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Ariela y yo seguimos al auto que llevaba mi cuerpo a la morgue para que le hicieran la autopsia y descubrieran quien fue mi asesino.

Cuando llegamos vi que dos hombres empujaban una camilla y sobre ella había una bolsa negra que contenía mi cuerpo muerto, pálido y rígido, llevaron a la camilla a un cuarto raro y muy frío supe que significaba era la morgue.

Cuando vi que me hacían la autopsia Ariela me dijo-Necesitamos irnos la corte celestial nos espera-.

La voltee a verla y le dije-¿Cómo que  la corte celestial?-, Ariela me respondió-Si la corte celestial es en donde te juzgaran en un juicio hacia tu alma y el jurado decidirá en donde queda tu alma si en el cielo, el limbo o en el peor de los casos te puedes ir al infierno-, al oír de que tenia la posibilidad de poderme ir al infierno tuve una extraña sensación.

Después de unos segundos de contemplar mi cadáver le dije a Ariela-Esta bien vayámonos-.

Hubo un resplandor y de pronto nos encontrábamos en una estación antigua del tren donde estaba vestida con pura ropa de color blanco y Ariela y yo estábamos sentadas en una banca  y en frente había una gran puerta hecha de madera de roble de color café oscuro con grecas hechas de plata me quede contemplando esa extraña puerta pues hubo un momento en que la rendija de la puerta despidió una intensa luz blanca, Ariela observo que me impacte al observar aquella brillante luz cuando me dijo- Detrás de esa puerta esta el juzgado donde se procesa los casos de ubicación de las almas-, me voltee y le dije-¿Como es el juicio?-.

Ariela me respondió- Bueno básicamente entras y te sientas en un banquillo donde el juez te mostrara algunos de tus recuerdos mas importantes en tu vida tanto los buenos momentos como los malos momentos, ya que concluya esa recopilación el juzgado dará su veredicto respecto a tus acciones hechas en vida y el juez te dirá donde pertenece tu alma-, antes de que le dijera algo a Ariela oi una voz masculina que decía- Mía Margarett Blair es hora de tu juicio-

Tuve un pequeño cosquilleo en las piernas cuando me di cuenta de que Ariela no estaba conmigo y tenia que entrar al juzgado sola.

El juicio de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora