Capítulo 3 "Primera clase" > Cadmiel

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Narrado por Cadmiel

-si Sam, te enviaré un mensaje cuando salga- todo el camino al instituto le había dicho a Sam que le enviaría un mensaje, pero aún cuando nos bajamos de su auto tuve que repetirlo algunas veces más.

Hoy era uno de mis días más esperados, por fin nos iban a asignar un hospital para asistir a los doctores, claro que ya habíamos asistido antes pero en esas ocasiones más que ayudarlos parecía que fuéramos unos bultos para cargar; llenábamos los formularios, acomodábamos los consultorios y otros hasta por el café tenían que ir.

Entré al salón del nuevo curso y, como se había predicho, no todos los alumnos volvieron a clase. Los grupos habían sido reorganizados y al ver el listado en la puerta de entrada comprobé que no conocía a la gran mayoría, de hecho sólo conocía a Amber y ni si quiera habíamos hablado más de 5 minutos.

El salón era bastante blanco, bueno así se supone que se vieran los salones de medicina, era bastante frío… ¡Dios! ¡Era demasiado limpio y frío!

Dentro del salón era todo bullicio; era todo lo opuesto a la gran biblioteca ¡ahhhh! Ya extrañaba ese maravilloso lugar… Todos ya platicaban entre sí cuando yo apenas ponía mis pies dentro, resaltaba un pequeño grupo, dos chicos una chica; después de fijarme bien noté que la chica era Amber, la vi hablar y bromear tan libremente, deseché la idea de acercarme a ella algún día ¡con un demonio, yo era un ermitaño! , después observé a la otra chica, con ver su atuendo tan a la “Runway” me hizo darme cuenta que era Kary la última novia de Sam, de los chicos, sólo conocía a uno, Caleb, bueno ¿quién no conocía a Caleb? era algo así como el macho Alfa del Instituto, el otro sólo sabía era su inseparable amigo.

Terminé de entrar al salón y me fui a sentar en el que, rogaba a Dios, fuera el asiento mas vacio y solitario. Ya lo veía venir, yo me la pasaría sentada en este lugar, a un costado de la ventana que daba al patio y lo suficientemente lejos como para que el maestro me tomara en cuenta, no hablaría con nadie, me graduaría con unas excelentes calificaciones y acompañada de mi mejor amigo Sam; realmente no creo que ocurra algo más…y tampoco lo espero, nada de aventuras y por supuesto nada de romances.

Dejé que mis pensamientos volvieran mientras el maestro entraba al salón, y entonces noté que unos ojos grises me veían fijamente, esos ojos pertenecían al amigo de Caleb de quien seguía ignorando el nombre, giré mi cabeza en otra dirección, el maestro comenzó a pasar lista de los alumnos y dar la bienvenida al nuevo curso, pero yo me encontraba viajando de nuevo en mis pensamientos e inconscientemente vagaba también en la imagen de esos ojos grises. Cuando al fin volví de mis ensoñaciones el maestro ya estaba asignando los nuevos equipos para las visitas a los hospitales ¡Rayos! ¡Los hospitales al fin estaban siendo asignados y yo estaba en la luna!

-Cadmiel Hilfiger, usted está con el grupo del hospital Mason- dijo el maestro justo en el momento en el que mi mente aterrizaba.

-¡¿hospital Mason?!- dije un poco aturdida y por un momento me olvidé de no gritar.

-Si señorita Hilfiger, ¿tiene algún problema con eso?- me respondió el maestro un poco molesto.

-¡Oh! ¡No, no!, sólo quería estar segura- ahora no olvidé gritar y en cambio sentía mi cara roja de la vergüenza.

En realidad aun me sentía un tanto aturdida por la noticia de saber qué lugar se convertiría en otra casa para mi… ¡me encantaba!

El timbre sonó para anunciar el final de la clase; yo no había estado muy atenta, seguía emocionada con la noticia de los hospitales, comenzaba a ordenar mis cosas para salir cuando me llevé uno de los más grandes sustos de mi vida; Caleb, Amber y ese otro chico de ojos grises, se acercaban a mi ¡no podía ser cierto que vinieran hacia mí!, bajé la mirada y recé para que pasaran de largo…pero parece que Dios no estaba escuchándome en estos momentos.

-¡Hey! Señorita emoción- me dijo Caleb – ¡Apuesto a que ahora la adrenalina te invade por estar en el mismo grupo que yo he!

-¡Cállate Caleb!, no eres tan excitante como crees tarado- dijo Amber mientras le propinaba un ligero golpe en el costado.

-Vamos Am, no hieras el ego de tu hermano-

-Oh, por favor Demián, no defiendas a este bebé, yo solo quiero que madure-

Mientras ellos seguían bromeando yo me debatían entre huir corriendo o solamente agacharme debajo de mi escritorio personal; entonces esos ojos grises volvieron a mirarme fijamente, parecía que podían ver dentro de mi alma, desvié la  mirada.

-¿Entonces dónde nos reunimos?- dijo Demián, ahora sabía cómo se llamaba- ¿mi depa?

-¡¿Quééé?!- dije tan sorprendida como cuando supe mi hospital-¡¿reunirnos para qué?!-

-¿A caso no escuchaste que debemos presentar una investigación del hospital?- me respondió Amber con cara de pocos amigos.

-¿hum? ¿tarea?- no es que no me gustase hacer tareas, siempre me había preocupado más por ellas que por la revista VOGUE, más bien lo que me disgustaba era la idea de hacerla con alguien más, hasta este año todos los maestros me habían permitido trabajar sola.

-¿Entonces en mi depa?-

-Em, ¡claro!, Am y yo iremos a comer a casa y luego te vemos, ¿sabes llegar Cadmiel?- me pregunto Caleb.

-¿Yo?...bueno…no…pero…-

-¡Ok!- Demián me interrumpió y me vio fijamente-entonces te vienes a comer a mi departamento y así sirve te aprendes el camino para después-

  -Si- respondí sin detenerme a razonar, no sé como accedí tan pronto…de acuerdo si lo sabía, como se me estaba haciendo costumbre me había perdido en esos ojos grises.

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