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Alexander's POV's.

¡Tonto, tonto, Alexander!
¿Cómo pudiste de enamorarte de la chica que le hiciste la vida imposible?

A veces no podemos a escoger a quienes amamos, y yo la amo. Aunque suene absurdo y estúpido, pero me enamoré como nunca lo había hecho. ¡Y me odio, me odio por no darle su lugar!

Me senté en mi asiento en la clase de física, el cual-para mi suerte- estaba al lado de ella.

La vi entrar y darme una de esas miradas frías que yo tanto odiaba, ella antes de todo era tan alegre, te envolvía con su sonrisa, era como probar un pedazo de cielo.

Mi vista se detuvo a mi lado, a sus ojos. Ella se movió incomoda de su sitio.

—Puedes dejar de hacer eso.—Por primera vez en estos dos días me miró, pero no había más que furia en sus ojos.

—Chloe...Yo...—Ella puso sus libros fuertemente en su asiento. Acerque un poco más la silla a la suya. Cerré mi boca y espere pacientemente hasta que la clase terminara.

Ella recogió sus libros rápidamente. Todos los demás habían salido, solo ella y yo.

Agarre sin previo aviso su antebrazo.

—¡Puedes solo alejarte de mí!—Sus ojos se cristalizaron, y mi corazón tenía una tormenta. Negué.

—Es algo imposible, acéptalo, soy A, el que te enviaba las jopidas cartas. ¡Y es muy jopido, decir jopido por leer ese libro que tanto te gusta!—Cerré mis ojos y los volví a abrir.

—El Teorema de Katherine...—No sabría decir si era una pregunta o algo firme.

—Ese mismo.—Le sonreí. Ella bufo y sus ojos se aguaron.

—Esperaba... algo mas...—La pare en seco.

—¿Dulce? ¿Comprensivo? Cariño, soy todo eso. O lo tratare. Nuestras vidas, y aunque suene muy cursi, creo que estaban entrelazadas—Tome sus manos las cuales estaban muy frías.

Ella bajo su cabeza y sollozo.

—Aquí estaré mi chica rota, en todo momento. Nunca te dejare, no tengo culpa del pasado, pero sí del presente. Y no sé tú, pero yo me estoy volviendo loco ahora mismo por decirte que te amo, te amo mi chica rota.—Me acerqué a ella lentamente, olí su colonia, tan acida y dulce a la vez. Hasta que nuestras respiraciones se unieron en una sola. Bese sus suaves y rojizos labios, y creo que en ese momento nuestras labios habían sido separados mucho tiempo.
Cuando el oxigeno falto en nuestros pulmones ella fue la primera en separarlos.

—Yo también... Yo también te amo, querido A.





Fin...



Siiiiiii es el final, no fue esperado porque no lo había dicho, pero en definirá. Creo que este es un final perfecto.
¿Quieren preguntas a los personajes? Coméntelas y nuestros dos personajes las contestaran.

Cartas a la chica rota // Completa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora