El Muelle II

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Apenas oscureció y Raúl no dudo en arreglarse para la ocasión, su padre le miraba algo extrañado.

-¿A donde vas?.- Dijo su padre mientras tomaba café. La pregunta no era de sorprenderse, pues Raúl no acostumbraba a salir de noche.

-Quiero salir a dar una vuelta por ahí.- Respondió de la manera mas tranquila. Su padre lo observó durante un momento, parecía estar pensando en una respuesta.

-Esta bien, pero no llegues tarde.- Al menos Raúl si iba a poder salir.
Así que sin perder mucho tiempo, corrió desde su casa hasta el muelle, no tardaría mucho en llegar hasta allá.

Y efectivamente, Raúl se encontró pronto entre los grandes almacenes del muelle, los cuales a estas horas de la noche lucían vacíos.
Raúl comenzó a caminar a paso lento, hasta que llego al final del muelle, pero no vio a nadie.
Así que decidí quedarse parado hasta que Javier apareciera.

Saco su reloj de bolsillo y miro la hora, eran las 21:00 en punto, se supone que Javier ya debería de haber llegado, pero aun no lo hacia.
Raúl se quedo mirando el mar, mirando las olas que iban y venían. Pero alguien lo sorprendió por atrás tapandole la boca.
Ahora su vida corría peligro porque alguien quería asaltarlo.

-Tranquilo.- Dijo aquel hombre, al cual le reconoció la voz, era Javier. Pronto Raúl dejo de forcejear.- Lo lamento, no quería asustarte de esa manera, solo que me pareció gracioso pillarte desprevenido.- Se excuso Javier.

-Tonto, casi me matas de un susto, pero esta bien, te lo perdono.- Dijo Raúl mientras se acercaba a Javier y se daban un pequeño beso.

-Vamos adentro, alguien podría vernos.- Advirtió Javier, siendo que peligraban al besarse afuera, pues la homosexualidad era algo que se castigaba en esos tiempos, y ellos no iban a correr el riesgo de acabar en prisión.

Entraron a uno de los almacenes en donde se guardaban todo tipo de mariscos, era obvio por el olor, pero eso era lo de menos, lo importante para Raúl era estar con alguien que si bien apenas conocía, ya le hacia suspirar y mirar todo en color rosa.

Javier no iba a perder el tiempo, así que pronto tomo a Raúl por la cintura y lo acerco para besarle, primero en los labios y después fue bajando por el cuello para dejar algunas marcas, mientras tanto Raúl gemía por lo bajo, pues no quería que les descubrieran.

-No te contengas hermoso, no hay nadie mas aquí que tu y yo, así que nadie puede escucharnos, así que quiero escuchar tus gemidos, anda guapo, hazlo.- Raúl obedeció y se dejo llevar, sus gemidos se hicieron mas claros mientras Javier masajeaba su hombría, la cual comenzaba a crecer.

-Quiero que tu también me toques.- Le ordeno Javier a Raúl.

Este no dudo en hacerlo y descendió su mano hasta los genitales de Javier, pronto comenzó a darles placer, y nuevamente sintió endurecer el miembro del español.

-Quiero hacerte mio ahora mismo.

Raúl no dijo nada, a cambio de eso, se desabrocho la camisa y el pantalón, quedando en ropa interior, aunque decir ropa interior en aquellos tiempos significaba unos calzoncillos que llegaban a la rodilla o mas abajo.

Pronto Javier también se deshizo de su ropa.

-Quitame los calzoncillos.- Dijo Javier entre jadeos y Raúl obedeció de nuevo.
Aunque quedo sorprendido cuando el miembro de Javier salió de su prisión de algodón. Era largo y grueso, con varias venas marcadas a lo largo del pene, una buena base de vellos cubría la parte de arriba, mientras sus testículos colgaban majestuosamente, a diferencia de el, la polla de Javier era clara, era la polla de un hombre blanco.
Raúl se relamio los labios al ver el gran trozo de hombría perteneciente a Javier.
No vaciló en tomarlo entre sus manos y darle placer.

El Muelle De Los Amantes (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora